Anastasio Ortega o Daniel Somoza, o como se llame el señor que gobierna en Nicaragua, ha logrado todas las características para ser tipificado como un dictador: impide a la oposición participar en elecciones, persigue a la prensa independiente, encarcela a quien ose criticarlo y se considera por encima de todos y de todo.
El dictador, en su quinto período gubernamental consecutivo, ha cerrado más de 140 instituciones privadas, entre ellas universidades y otros centros de estudios. En la culminación de su locura, Ortega o Somoza, o como se llame, se propone clausurar la Academia Nicaragüense de la Lengua. Lo que ningún tirano intentó antes.
La Real Academia Española, de la que son correspondientes las demás academias de la lengua española, ha variado su acostumbrada posición conservadora para elevar un grito de protesta frente al abuso del dictador y en solidaridad con la Academia Nicaragüense de la Lengua. He aquí el comunicado de la RAE:
La Real Academia Española (RAE) manifiesta su profunda preocupación por la noticia del posible cierre de la Academia Nicaragüense de la Lengua propuesto a la Asamblea Nacional de Nicaragua, que privará de personalidad jurídica a la corporación centroamericana y causará su desaparición después de noventa y cuatro años de fecunda existencia al servicio del mayor valor cultural de la nación.
La Academia Nicaragüense es una institución fundamental para el cuidado de la lengua que han llevado a su más alto grado de excelencia escritores del país como los maestros Rubén Darío, Alfonso Cortés, Ernesto Mejía, José Coronel Urtecho, Lisandro Chávez, Ernesto Cardenal o Pablo Antonio Cuadra, entre otros. Desarrolla una labor incansable en beneficio directo del pueblo, que es el dueño del idioma, y cumple una función imprescindible en el concierto internacional como parte de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), a cuyo trabajo mancomunado contribuye de manera ejemplar. La cooperación de Nicaragua a la acción de la ASALE promueve el idioma común como el mejor instrumento de diálogo, concordia y entendimiento entre los pueblos hermanos.
Por todas estas razones la RAE, que defiende las libertades de pensamiento, expresión y asociación como los primeros valores de cualquier sistema de convivencia, respalda y reivindica enérgicamente el legítimo derecho de la Academia Nicaragüense de la Lengua a servir a sus conciudadanos y a hacer posible la participación de Nicaragua, en términos de igualdad, en la preservación del bien cultural superior tanto de la propia nación como de la comunidad de naciones y pueblos que comparten la misma lengua, hoy patrimonio común de casi seiscientos millones de personas en todo el mundo.
rafaelperaltar@gmail.com
(El autor es escritor y periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
Comentarios sobre post