Mandy Bell/MLB.com
Imagina regresar a casa del trabajo y encontrar un desfile dedicado exclusivamente a ti.
Piensa en que tu ciudad natal esté tan comprometida con tu esfuerzo que esté dispuesta a cerrar las calles y reunir a la comunidad para celebrar tu logro más grande. Nadie se preocupa por el tráfico; nadie está pensando en su propio trabajo. Lo único que importa es celebrarte.
Ni siquiera los atletas más destacados de los Estados Unidos recibirían una bienvenida así tras regresar de una larga temporada. Probablemente celebrarían en privado con sus amigos cercanos y familiares, como la mayoría de nosotros. Pero, fuera de los Estados Unidos, todo cambia.
No tienes que ser la mayor estrella ni haber jugado una campaña completa en las Grandes Ligas. Si llegas a MLB, automáticamente te conviertes en una figura importante. El exjardinero de los Guardianes, Óscar González, es un ejemplo perfecto de ello.
González ya era conocido sólo por su música preferida para salir a batear, el tema de “Bob Esponja”. Vivió el momento más importante de su carrera cuando conectó un jonrón para dejar en el terreno a los Rays en la Serie del Comodín de la Liga Americana en el 2022. Aunque Cleveland fue eliminado en la siguiente ronda y el momento pasó al olvido para muchos, su ciudad natal no lo olvidó.
Cuando aterrizó en la República Dominicana, todos en el aeropuerto comenzaron a cantar la canción de “Bob Esponja” en español. González recorrió el trayecto desde el aeropuerto hasta su hogar de infancia sobre el techo de un automóvil, mientras la gente llenaba las calles vitoreándolo. Al llegar a su casa, encontró un póster de Fondo de Bikini decorando la sala.
Esto es algo común para muchos jugadores internacionales. Julio Rodríguez, de los Marineros, regresó a su pueblo, Loma de Cabrera, en la República Dominicana, tras ganar el premio a Novato del Año de la Liga Americana ese mismo año. Rodríguez saludó desde el techo retráctil de una camioneta negra mientras los fanáticos tocaban bocinas y celebraban en las calles. La noche terminó con música en vivo y baile frente a una multitud.
It was a party in Loma de Cabrera for @JRODshow44 last night 🇩🇴 (via @carmonaTV) pic.twitter.com/KKXHAPksgh
— Seattle Mariners (@Mariners) November 21, 2022
Cada año, José Caballero, de los Rays, es recibido en el aeropuerto de Panamá por amigos, familiares y una banda de tambores. Por su parte, Elly de la Cruz, de los Rojos, publicó una foto en Instagram tras la campaña del 2023, estando él sentado sobre un auto durante su desfile de bienvenida en la República Dominicana, mientras niños con gorras y guantes corrían junto con él. Jurickson Profar, quien acaba de firmar con los Bravos, comentó que vive experiencias similares cada vez que regresa a Curazao.
En el deporte profesional norteamericano, dominado por jugadores de los Estados Unidos y Canadá, los jugadores de otros países con raíces en pueblos humildes que llegan a la cúspide del béisbol capturan la atención de todos. Es algo especial.
Estos jugadores deben superar obstáculos adicionales para alcanzar sus sueños. Quienes los vieron crecer saben lo difícil que fue llegar hasta allí y entienden lo complicado que puede ser salir de sus orígenes humildes. Cuando alguien de su comunidad lo logra, es un triunfo para todo el pueblo, no sólo para el jugador.
“Es una isla tan pequeña que es fácil apoyar a jugadores específicos”, explicó Profar. “No es como en los Estados Unidos, donde hay muchos, muchos jugadores. Nosotros tenemos tal vez tres, así que es más sencillo apoyarnos”.
Esto no es algo nuevo. Cuando Pedro Martínez fue elegido al Salón de la Fama en el 2015, regresó a la República Dominicana para celebrarlo. Al bajar del avión, lo recibió una multitud de amigos, familiares y admiradores.
“Me puse un poco sentimental al salir del avión; así de especial fue”, dijo Martínez en ese entonces. “Podías sentir el orgullo de la gente por ver a uno de los suyos alcanzar el nivel más alto que el béisbol puede ofrecer”.
Martínez también tuvo su desfile. Es un gesto sencillo que lleva un peso enorme. Representa el orgullo y el aprecio de una comunidad que se detiene por unas horas para expresar todo su amor. Es un sentimiento de orgullo y gratitud que es raro en el mundo de hoy.
Y los jugadores valoran cada segundo.
“Fue mi mayor regalo”, dijo Martínez. “Puedes elegir cualquier juego, cualquier situación, cualquier premio. Nunca recibiría un reconocimiento tan grande como ése”.
Mandy Bell está a cargo de la cobertura de los Guardianes para MLB.com.
https://www.mlb.com/es/news/jugadores-latinos-de-mlb-recibidos-como-heroes-en-sus-pueblos