A Pleno Sol
La seguridad de los ciudadanos es una obligación de todos. Desde luego que hay sectores que deben llevar sobre sus hombros la estrategia y el combate contra la delincuencia. En especial, la Policía y el Ministerio de Interior y Policía. En el papel manda la burocracia y la policía obedece.
En la praxis diaria no es así. La policía tiene un esqueleto hecho a la medida de las circunstancias. Es luchar a diario contra la delincuencia de tú a tú, con enfrentamientos a muerte y con grandes riesgos para los agentes. Mientras, el ministerio en su eterno aire acondicionado.
Las normas, los programas, de lucha contra la delincuencia y la violencia, deben ser propuestos por Interior Policía, los hombres y mujeres que visten de gris, están obligados a ejecutar esa disposiciones.
Interior y Policía no puede levantar una banderola de que es la única que lucha contra el crimen, pero tampoco puede pecar de ser indiferente y de que para la etapa práctica están los generales.
Interior y Policía tiene un rol. Es moderar conductas e imponer el respeto a la ley. En ese accionar callejero todos conocen lo volátil que son los policías, por eso es necesario un órgano regulador que sea de civiles. Por si acaso, no se olvide que la policía es una institución no militar creada para mantener el orden y ser auxiliar de la justicia.
Tienen que darse buenas relaciones entre el Ministerio y la Policía. Un programa de acción en el papel o en las redes sociales, no pasa de ser una fantasía, hasta que se pone en marcha. Hasta ahora han fracasado las acciones de orden público que se han inventado.
Sin embargo, las autoridades hablan de una disminución de los delitos y de los hechos de violencia. Parece que muchos se tomaron unas vacaciones y no le dieron ni le dan seguimiento al día a día del país. Sin ser sensacionalistas en el análisis, hoy se puede decir que el crimen le está doblando las rodillas a la sociedad dominicana.
De ahí que debe darse la unidad de esfuerzos entre el Ministerio de Interior y Policía y la Policía Nacional. No puede estar cada cuál por su lado, y con caras feas antes que un saludo cordial. No se ha dado el primer gran paso para acabar con la violencia. Queda tan solo esperar.
El jefe de la Policía dice que tiene los juegos pesados. Bien, yo le pongo un ejercicio que es para un puño de hierro. Visite un barrio marginado, haga un encuentro popular con reparto de comida, y juguetes, júntese con la gente de ese barrio y dele confianza, que los jóvenes sepan que usted juega a lo duro, pero sobre todo que es el amigo que está para protegerlos.
Que ese día la cara dura quede en la comandancia, aunque se exhiba el músculo y los juegos pesados, Que la sonrisa y la mano amiga siempre estén a flor. Nunca es más grande el hombre que cuando se inclina ante un niño desvalido. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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