Se dice que cada cual goza de «una» característica que lo hace «ser» particular o distinto…
También, se dice, que es un individuo que se distingue «notablemente» de los demás…
Pero también «se comenta» que la individualidad hace que cada persona «exista» independientemente… «De los demás».
Es justo aquí ilustrar, antes que nos empecemos a perder en mis bifurcaciones, que «individuo» es usted y yo y todos los demás en su forma física, e «individualidad» son todas las pendejadas que solemos hacer.
Este latido promete ser medio enredao’ así que abróchese el cinturón y dejémonos llevar a ver a donde terminamos.
Mi individualidad suele ir en contradicción con el individuo que me sostiene. En vez de darle más a «él» suelo, «repartir» constantemente mi tiempo con los demás. Lo tengo en un segundo lugar y posiblemente en el último. Sin embargo, no son uno ni dos los individuos que «quieren» más. La individualidad de ellos es inagotable y abrasadora.
Yo diría que más del 90% de los individuos e «individuas» que andan por ahí, están constantemente alimentando su ego y deseo de recibir más o, si es posible, todo. Quieren subsistir y prevalecer por encima de los demás.
Mi individuo interior entiende que no es superior a nadie, ni que consta de una «particularidad» única o esencial. Intenta recordar periódicamente la humildad, con poco éxito, pero por lo menos trata de insertar esa cualidad a su individualidad. Por otro lado, busco afanosamente encontrar a «esa» individualidad que habita en mí y que proyecta a «ese otro ser» al que llamamos alma o consciencia.
Si la individualidad es la forma de manifestarse de la consciencia, ¿Está consciente el alma de esto? O ¿Es la individualidad la herramienta que usamos para venir a «cumplir» con el destino marcado? Aunque cabe otra pregunta, quizás más trascendental aún. ¿Podríamos «desindividualizarnos» y mirarnos hacia adentro para «alertar» al alma que está actuando bajo un programa insertado a su consciencia?
¡Bueno! Yo les advertí que este latido iba a estar de cabezas, pero continuemos.
¿Si la individualidad es la forma, la manera, la personalidad asignada, etc. etc. etc. tendríamos que tomar en cuenta que, el lugar donde nacemos y donde nos desarrollamos como «individuos» y que influye muchísimo en nuestra individualidad, es también parte de «ese plan» de destino y vida?
Si somos capaces de salirnos del planeta en aras de encontrar una respuesta a ¿Quiénes somos? ¿Y qué carajo hacemos aquí? Tal vez deberíamos de buscar más dentro de nosotros donde estoy seguro está la respuesta.
Nuestra individualidad es a la vez nuestra columna ciega que nos impide adentrarnos en el más allá de nuestra interioridad. Cada individuo tiene las herramientas para tocarse así mismo. Para descubrirse, si es su deseo, o simplemente para «hacer trampas» en el juego de la vida.
Cada vez que usted actúe como actúa, pregúntese el por qué lo hace. Pregúntese por qué está, donde está, y con quienes está y toda esa gente que llega y tropieza y continua. Pregúntese, no tenga miedo en descubrir que usted es una pieza de un juego «extraño» e inexplicable.
¿Para qué le servirá hacerse estas preguntas? Posiblemente, no podrá evitar ninguno de los destinos asignados y eso quiere decir que tendrá que seguir lidiando con todo lo que no y si le gusta. Sin embargo, el hacer consciencia que estamos en un juego que no planificamos «nosotros» le ayudara para soportar todos los dramas pasados y por pasar.
El darnos cuenta de que sometiendo a nuestra individualidad y forzándola a «convertirse en otra» cambiaremos las reglas del juego y «alguien» o «algo» tendrá que «reprogramar» el programa… ¿Cuáles serán los resultados de ello? Es un riesgo que pocos están dispuestos a tomarse.
Ya la hipótesis está sobre la mesa. Solo nos falta un individuo que se interiorice en su individualidad y llegue a la génesis de su razón. Logre empujar la puerta que cubre a la consciencia y desde allí, los dos, en un diálogo franco y sereno, logren despertar el alma y fundirse en ella.
Quizás el individuo que queda en pie después de esta revelación, andará en sandalias, con una túnica y larga barba. Promoviendo el amor entre todos los individuos e individualidades, y una vez más, será crucificado, individualmente, por supuesto… ¡Salud! Mínimo Caminero.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, EEUU).
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