A rajatabla
Si alguien alberga dudas aun de la intención de grandes metrópolis y organismos multilaterales, de arrimar la crisis haitiana sobre hombros de República Dominicana, se le remite al infundio contra el gentilicio nacional reiterado ayer en Puerto Príncipe por el Comisionado de Naciones Unidas para los derechos Humanos.
Volker Turk convocó una rueda de prensa en la capital haitiana para, arrojar el cadáver sobre las puertas de Santo Domingo, al volver a denunciar lo que define como repatriación masiva de migrantes haitianos, muchos de los cuales dice reciben trato humillante.
Ese señor dijo también que el Estado dominicano viola derechos humanos al repatriar a niños sin acompañamiento de adultos, lo que ha sido desmentido por las autoridades nacionales que han señalado que en ningún caso se ha deportado infantes en esas condiciones.
En noviembre del año pasado, el comisionado de la ONU vertió las mismas falsedades, pero esta vez las desparramó en Haití, donde calificó de desgarrador las repatriaciones de indocumentados hacia un territorio asolado por hambre y violencia.
Como cosa del destino, ayer mismo un grupo de indocumentados haitianos enfrentó a pedradas a autoridades de Migración, nada menos que a las puertas del principal polo turístico de la República, ominosa señal de un desborde migratorio que amenaza con salirse de control.
El presidente Luis Abinader ha reclamado mil veces que la comunidad internacional acuda en auxilio de Haití, cuyo gobierno clama por una intervención rápida para ayudar a recobrar el orden y la institucionalidad, pero las metrópolis insisten en el malsano propósito de que el este contamine al oeste.
Resulta sospechoso que el Comisionado de la ONU visite al convulso Haití con la única o principal intención de acusar a República Dominicana de violar los derechos de migrantes y de agravar la crisis haitiana con las repatriaciones, sin presentar ningún tipo de abordaje o solución al drama haitiano.
Falta ahora que el Estados Unidos incluya a República Dominicana en lista negra de países que quebrantan derechos humanos o alientan trata de personas, lo que conllevaría sanciones peores que la de vetar importaciones de azúcar, todo con el propósito de que el gobierno acepte el rol de cirineo de Haití.
Grupos facticos financiados desde el exterior participan activamente en la trama que procura involucrar al país con una crisis, sobre la cual Naciones Unidas, Departamento de Estado ni nadie han ofrecido fórmula de abordaje o solución.
Hoy más que nunca, sin banderías políticas, económicas o sociales, se clama por la unidad de buenos y verdaderos dominicanos para impedir el despropósito de degradar la soberanía nacional.
orion_mejia@hotmail.com
(El autor es abogado y periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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