Por Lilliam Fondeur
El cuerpo de las mujeres es un territorio asaltado por el poder político.
No hay nada más importante para la autonomía corporal de una mujer que la capacidad de decidir si quedarse o no embarazada. En este lado de la isla, esta elección reproductiva no es realmente una elección.
La planificación familiar llega a nuestro país de la mano de la invasión de Estados Unidos en 1965. Mero interés demográfico, era imperioso limitar la fertilidad en la población de escasos recursos, obvio en el cuerpo de las mujeres.
El procedimiento elegido y que sigue en vigencia, es la esterilización quirúrgica femenina, un método definitivo. Desde entonces ha sido el método anticonceptivo por elección.
La esterilización quirúrgica femenina es sobre utilizada, es el método más empleado. El 44% las mujeres casadas o unidas recurrieron a él, refiere la Oficina Nacional de estadísticas ONE, 2013.
Nuestro país es número uno, de 11 países de la región en utilizar la esterilización femenina reseñó el Fondo de Población de las Naciones Unidas UNFPA en 2018.
La Encuesta Demográfica y de Salud Endesa 2007 y 2013 recogen como edad promedio de la esterilización femenina, entre 27 y 28 años. Es probable que algunas de estas mujeres cambien de idea, y con lo variable que son las relaciones, incluso muchas pueden cambiar de pareja y desear otro descendiente.
UNFPA presentó un informe: «Visibilizar lo invisible: La necesidad de actuar para poner fin a la crisis desatendida de los embarazos no intencionales 2022», el cual recoge que el 25% de las mujeres esterilizadas en nuestro país no sabía que el proceso era irreversible.
La consejería pre y post anticoncepción es una sugerencia para nuestros gobiernos, no ha sido asumida como requisito. Es suficiente con la rúbrica del consentimiento informado, sin proponerse la comprensión del mismo. El objetivo es reducir la natalidad.
Nuestras estadísticas de esterilización quirúrgica son una foto de la intervención del estado sobre el cuerpo de las mujeres.
Para lograr un embarazo posterior a una esterilización quirúrgica, la fertilización in vitro es la opción recomendada, por su alto costo es inviable. De hecho, en los países donde la seguridad social cubre este procedimiento, la esterilización quirúrgica tiene poca frecuencia.
La anticoncepción es un derecho; sin consejería anticonceptiva comprensible y consentimiento informado es una violación.
El dispendio de esterilizaciones quirúrgicas femenina en República Dominicana son una violación infraganti de los derechos de las mujeres; emplear un método inquebrantable, en especial en menores de 29 años, y para terminar de masacrarlas, 1 de cada 4 sin ellas saber que es irreversible. ¡Hasta lo mucho Dios lo ve!.
(La autora es ginecóloga especialista en fertilidad y terapia sexual, residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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