Tegucigalpa, Honduras.- Alrededor del 50 por ciento de las especies de coral del Caribe están amenazadas por la enfermedad de pérdida de tejido de corales duros, la cual daña significativamente a múltiples arrecifes de coral que, en su gran mayoría, terminan muriendo a raíz de las serias lesiones que provoca.
Detectada en 2014, a la fecha ha afectado a 22 de las 45 especies de coral registradas en la región, dijo Ian Drysdale, coordinador para Honduras de la Iniciativa Arrecifes Saludables.
“Esta enfermedad que estamos viendo que afecta los arrecifes coralinos, se debe en parte al mal manejo de la tierra. Todo lo que hacemos en tierra tiene un efecto positivo o negativo en la salud del arrecife coralino, debemos cambiar nuestros hábitos de consumo para asegurar que nuestros hijos y nuestros nietos sigan gozando de estos importantes ecosistemas. El planeta no depende de los seres humanos, los seres humanos dependemos del planeta”, agregó Drysdale.
Sostuvo que países como México, Belice, Puerto Rico, República Dominicana, y más recientemente Honduras, han detectado esta enfermedad en sus territorios que se sospecha que es provocada por algunas bacterias perjudiciales que infectan al arrecife a través del contacto directo entre los corales.
La acelerada propagación de la enfermedad pone en riesgo los beneficios que los arrecifes brindan a los países como la protección de las costas contra el fuerte oleaje, la producción de arena en las playas y el desarrollo de pesca arrecifal.
Entre Honduras, República Dominicana y Costa Rica, con el apoyo de la Cooperación alemana para el desarrollo (GIZ), se desarrolla un proyecto para promover la conservación y restauración de los arrecifes en territorio hondureño.
En el marco de este, se llevó a cabo un seminario virtual con la participación de expertos de los países para intercambiar experiencias sobre el abordaje de la enfermedad, como por ejemplo la presentación de un plan de estudio, elaborado por República Dominicana, para evaluar enfermedades coralinas integrando acciones de monitoreo, comunicación y restauración.
“Esta enfermedad ha puesto en alerta a los países de la región del Caribe, especialmente por su rápida propagación. Un ecosistema tan valioso para las economías y sociedades como los arrecifes de coral, pone en urgencia a gobiernos, sector privado y cooperación en la búsqueda de esfuerzos y herramientas que disminuyan los posibles impactos. Esperamos que este proyecto logre al menos aportar algunas soluciones que garanticen la vida de estos ecosistemas”, señaló Svenja Paulino, directora del Programa Biodiversidad y Negocios de la GIZ.
La iniciativa en territorio hondureño se realiza en el marco del trabajo conjunto entre el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la República Dominicana, Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo de la República Dominicana (MEPyD), Ministerio de Medio Ambiente y Energía de Costa Rica, Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica de Costa Rica, Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Costa Rica, la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente de Honduras y la GIZ, por encargo del Ministerio Federal Alemán de Cooperación Económica (BMZ).
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