Conocí al doctor Giordano Encarnación en el 2010. En noviembre del año anterior, como parte del programa llamado Corredor cultural, organizado por el Ministerio de Cultura, yo había pronunciado la conferencia titulada “Poética de los evangelios”, cuyo objetivo era resaltar la condición de poeta de Jesucristo.
Meses después, hice con el texto de la conferencia como hacen los carniceros con una vaca para venderla por pedazos, lo destacé para publicarlo en cinco piezas en El Nacional. Era entonces, y sigo siendo, columnista fijo de ese diario, y como iba a salir del país necesitaba dejar material publicable para honrar mi compromiso.
Giordano se perdió algunas de las entregas y recurrió al autor, con quien nunca había hablado. Solo lo conocía de nombre por su labor social como médico en San José de Ocoa. Supe que no tenía correo electrónico y carecía de medio como enviarle las palabras que escribiera para la conferencia, que a él le interesaba.
Coincidió que una amiga, la pintora Violeta Ramón, había convenido reunirse con Giordano, y al ver mi deseo de encontrarme con él, me propuso ir a su morada a compartir con su invitado. Acudí allí, sin que Giordano tuviera información, para darle la sorpresa. Y le entregué una copia de la conferencia.
Nos acercó la poesía, pero Jesucristo hizo su parte, pues de Él se hablaba en mi exposición. Desde entonces, he sabido que Giordano Encarnación es un hombre de la palabra, creyente firme en la doctrina cristiana y creador de textos para apoyar sus convicciones: pronuncia conferencias y publica libros.
El día nueve de este mes fue presentada su nueva obra En el Crisol, la cual representa un excelente ejemplo de las inquietudes ideológicas, espirituales e intelectuales de Giordano. Él ha puesto el subtítulo “Poemas de amor” y con esto cualquiera se engaña, como dice una canción de Olga Lara.
Puede engañarse quien busque composiciones eróticas. La temática de este libro es la persistencia de la luz. La luz es el más elocuente símbolo para representar a Jesucristo y todo lo que él significa, por ejemplo, la luz es redención, vida, salvación.
La de Giordano se trata de una poesía religiosa que por momentos admite asomos místicos. La mística es la expresión superior de la poesía. Si ser poeta es un don divino, escribir poesía mística es una gracia adicional porque la mística incluye una vinculación estrecha con lo sagrado y constituye, en muchos casos, efluvio de lo divino.
La poesía de Giordano Encarnación ronda la mística.
rafaelperaltar@gmail.com
(El autor es periodista y escritor residente en Santo Domingo, República Dominicana).