Cuando el bienestar emocional, psicológico y social, está mermado, nos encontramos ante un claro ejemplo de carencias en la salud mental. Ella nos acompaña desde la niñez hasta el otoño de la edad, y abarca nuestro sentir, pensar, actuar y forma como afrontamos el diario vivir. Pero, si esta está robustecida, estaremos físicamente saludables, con relaciones sanas, seremos más productivos y alcanzaremos completo potencial en todo lo que operativicemos.
Por eso, es siempre bueno abrazar hábitos saludables, estos proporcionan buena salud mental. Esto así porque, la genética, química del cerebro; experiencias de vida, estilo de vida…, pueden determinar nuestros niveles de salud mental. El denominado autocuidado es esencial.
Cuidemos nuestro cuerpo, por ejemplo, se debe comer de manera balanceada; aprender a respirar; ser una persona empática; evitar excesos al ingerir drogas legales como tabaco y alcohol; dormir de forma adecuada y mínimo ocho horas, es la recomendación de los expertos; caminar; hacer yoga; recrearnos de acuerdo a la preferencia y condición de salud.
De igual forma, jugar ajedrez para ejercitar la mente…, ya que como es bien sabido, la salud mental puede variar conforme pasa el tiempo vivido. En fin, disfrutar de los pasatiempos; las actividades sociales; culturales y deportivas que nos guste. Tenemos ese derecho fundamental, así como, a descansar; a relajarnos, el cuerpo lo necesita, pues, hasta las máquinas tienen tiempo de reposo. Es importante hacer siempre, lo que nos haga feliz, eso es suficiente: es el significado y propósito de la vida.
Esas son solo algunas de las recomendaciones de grandes y eclécticos pensadores de todos los tiempos, que, si se observan, nuestros pensamientos se mantendrán limpios; sin toxicidad. Enfocados en los objetivos significativos para nuestra vida. De igual forma, acostumbrarnos a expresarnos libremente; solicitar ayuda cuando así se amerite, y ser una persona agradecida. También, mantenernos activos, dando importancia a temas y cosas positivas, como forma de alcanzar y mantener el equilibrio emocional.
No seamos parte de la estadística, si podemos prevenir patologías mentales. Además, está comprobado, y según la Organización Panamericana de la Salud, que estas aumentan el riesgo de lesiones y otras enfermedades. «En las Américas, la prevalencia de demencia en los adultos mayores, es decir personas con más de 60 años, oscila entre 6,46 % y 8,48%. Las proyecciones indican que el número de personas con este trastorno se duplicará cada 20 años. En América Latina y el Caribe, la brecha para la esquizofrenia es de 56,9%, para la depresión es de 73,9% y para el alcohol es de 85,1%. El gasto público mediano en salud mental en toda la Región es apenas un 2,0% del presupuesto de salud, y más del 60% de este dinero se destina a hospitales psiquiátricos».
En ese sentido, como sabemos, no siempre estaremos fuertes como un roble, pero si podemos aprender a imitar al bambú, que además de su fortaleza, es flexible, se mueve en distintas direcciones, y aun en el declive, es resiliente…, con ello, alcanzaremos inmenso baluarte. Es por eso, que si lo has contemplado, y lo ameritas, debes comenzar hoy a cuidar tu salud mental. ¡Es importante, y tu existencia es valiosa! En caso de presentar dificultad que no puedes solucionar de forma individual, lo recomendado es buscar ayuda con profesionales de la conducta humana y la salud mental. Ellos con sus múltiples técnicas y terapias, así como con la medicación, nos ayudan a recobrar el bienestar.
Hasta la próxima entrega
santosemili@gmail.com
(La autora es educadora, periodista, abogada y locutora, residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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