Redacción (VOA).- El diplomático peruano Javier Pérez de Cuéllar, secretario general de Naciones Unidas en dos periodos que consiguió un histórico cese al fuego entre Irán e Irak en 1988 y más tarde ayudó a restablecer la democracia en su natal Perú, murió el miércoles. Tenía 100 años.
Su hijo, Francisco Pérez de Cuellar, declaró a la radio RPP que su padre murió en su domicilio de causas naturales.
“Mi papá falleció después de una semana complicada; ha fallecido a las 8:09 de la noche y descansa en paz”, afirmó.
El actual secretario general de la ONU, Antonio Guterres, calificó al diplomático peruano de «inspiración personal». A su vez aludió al legado y mandato de Pérez de Cuéllar, en un comunicado desde Nueva York.
«Coincidió con dos épocas distintas en los asuntos internacionales: primero, algunos de los años más fríos de la Guerra Fría, y luego, con un enfrentamiento ideológico en un momento en que las Naciones Unidas comenzó a jugar un rol más activo previsto por los fundadores».
Frente a la ONU
Pérez de Cuéllar estuvo el mando de la ONU durante una década entre 1982 y 1991, a finales de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
Cuando fue nombrado como jefe de la ONU en 1982, Pérez de Cuéllar tuvo que intervenir en el conflicto de las Islas Malvinas entre Argentina y Gran Bretaña, pero no pudo evitar el derramamiento de sangre.
Pese a un cuádruple by-pass en su corazón, acepto ser reelegido para un segundo mandato en 1986.
El nombramiento de Pérez de Cuéllar como secretario general de la ONU puso fin a una carrera que comenzó 40 años antes como un estudiante dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores en Lima que floreció en la diplomacia internacional.
«Era un estadista consumado, un diplomático comprometido y una inspiración personal que dejó un profundo impacto en las Naciones Unidas y nuestro mundo», afirmó Guterres.
Independencia de Namibia
El diplomático peruano afirmó en un momento que sus mejores logros fueron la orientación de la nación africana meridional de Namibia hacia la independencia y la negociación para un acuerdo de paz entre Irán e Irak en una guerra 1980-1988.
Pero sus esfuerzos diplomáticos no lograron detener la Guerra del Golfo de 1991 entre Irak y Estados Unidos.
«Durante este tiempo, hemos visto la historia hecha. Es como si una era glacial política había terminado», dijo Pérez de Cuéllar hace unos años en una entrevista con un medio peruano.
Tras casi cuatro años de retiro, Pérez de Cuéllar salió de su reservada vida para postular a la presidencia peruana en 1995, cuando se enfrentó al exmandatario Alberto Fujimori.
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