Por Abril Peña
Tiene la libre expresión límites? O si quiera existe la libre expresión o la democracia?, me resulta preocupante como todos los medios parecen poner mordaza e incluso apandillarse como abusadores en torno a posiciones e incluso personas cuando lo que aquellas profesan no coincide con lo normalizado o impuesto por un grupo.
Lo económico que siempre ha tenido importancia nos está cobrando una cara factura, pocos son los medios que no están en manos de algún conglomerado empresarial, mismos que tienen favoritos y que no tienen en sus filas periodistas, opinadores o comunicadores que no comulguen con sus ideas, pero grandes y pequeños pueden ver sus finanzas seriamente comprometidas si atacan al personaje, emporio o partido equivocado, se da en la política, la farándula, alimentos elija un sector y atinará, se componen y hunden al más poderoso.
El tema es aún más preocupante cuando la política o la geopolítica intervienen en el proceso, durante un tiempo, pensamos que las redes sociales nos iban a dar la tan ansiada libertad que medios tradicionales habían coartado, eso creíamos, pero no es así, de hecho es peor, los famosos algoritmos no sólo priorizan ciertos temas si no que pueden incluso sacarte del sistema dejándote aislado en un mundo cada vez más dependiente de la tecnología y en manos de unos pocos, sin contar que la poca educación hace que los usuarios prioricen las versiones más amarillistas y no promueven el conocimiento y la lucha por los views promueve no sólo el contenido basura, si no la inmediatez.
Aquellos que trabajamos en medios, sobre todo digitales hemos recibido de nuestros técnicos, listas de temas que es preferible no tratar y ni siquiera decir palabras, en mi caso educada y criada bajo la premisa que soy absolutamente libre, es increíble verme filtrando y matizando contenido ya no sólo por los ansiados views, si no para evadir los sensores, así me ví hablando de la «enfermedad» en vez de decir Covid-19 por el miedo a que las cuentas fuesen reportadas o tumbadas, las dudas en torno a las vacunas cayeron en el mismo saco, el tema no se queda ahí: raza, comunidad lgtb, suicidios, violencia etc., deben ser tratados con pinza, cuando denuncié que un suplidor del INABIE había cometido suicidio ahogado por las deudas, mi cuenta personal de IG duró 24 h fuera, bajo el alegato de denuncias de fomentar el suicidio, finalmente se me devolvió, pero me di cuenta que mi libertad de expresión es realmente muy relativa, la amarga experiencia no se quedó allí, el 6 de marzo aniversario de mi padre, quise pagar publicidad a un video sobre él, el algoritmo me bloqueó bajo el alegato de que era contenido político y social y que por lo tanto debía de «registrarme» en una «lista», entregar una serie de documentos para ellos estudiar mi perfil y determinar mi «capacidad» para publicar ese tipo de contenido, todo bajo la premisa de hacer más segura la «comunidad» en línea. ¿Qué diferencia los algoritmos de Meta y Google a los sensores de China, Corea del Norte, Trujillo, Cuba, USA durante la guerra fría, la inquisición, Rusia, Hitler etc? ¿Quién supervisa a los sensores? ¿Quién decide qué es bueno o malo? ¿Quién decide quién puede hablar o que contenido potenciar?.
Aquellos que nos gusta la Geopolítica vemos con horror (ya que no con incredulidad, de hecho siempre ha sido así, si no recuerden las armas nucleares de Irak que como descubrimos luego nunca existieron) como se inclina y se manipula peligrosamente la balanza en el manejo de la información en torno a la crisis en torno a Rusia y Ucrania, ¿Qué pasó, cómo llegamos a este punto, que está pasando o que pasará? no se sabe puesto que lo que recibimos es tan sesgado y manipulado que me pregunto si pensarán que todos somos borregos y ganado que guiar en cierta dirección o si no sólo lo piensan y realmente lo somos. Si cree que no es así haga este ejercicio ¿cuántos conflictos armados hay vigentes en estos momentos? Irán vs USA e Israel, Yemen, Etiopía, Israel y Palestina, Myanmar, África vs el Estado Islámico, Afganistán, Etiopía, Birmania por mencionar algunos ¿Cuantos han fallecido? Cientos de miles ¿Cuántos desplazados hay? Lo sabe? Apuesto que no. Pregúntese ahora ¿Porqué no? No son vidas perdidas también?.
Boicotear Telegram, Spotify, RT, suspender los conciertos de un cantante clásico por negarse a hablar del tema, tumbar cuentas de Twitter, permitir que los usuarios de Facebook hagan bullying al pueblo ruso o sacar una familia rusa de un restaurante en USA son una muestra de la tan cacareada democracia o fanatismo y lavado de cerebro digna de la época nazi que uno no sabe que es peor si Occidente o Putin.
Hoy lo celebramos porque: ¿a quién no le duele ver las imágenes de sangre de los fallecidos en Ucrania? pero se nos olvida que esa misma maquinaria es la que nos ha pintado ante el mundo como racistas, abusadores del pueblo haitiano, asesinos de turistas y otras perlas. Si esto era mentira, no se preguntan que tanto más lo será también. (Conste que jamás estaría de acuerdo con la muerte de ningún civil ni invasión).
Cuando lean una noticia, cuando los algoritmos les envíen cierta información, háganse el favor de leer con espíritu crítico pregúntense a quien podría responder, a quién podría beneficiar, investíguese a quién responde el medio y ármese de paciencia y navegue que en la página de 20 de Google o firefox es posible que pueda contrastar con alguna información escapada al fino filtro de la censura. En la vida todo tiene 2 caras y a veces hasta más. Y su verdad, para el otro es posible que no lo sea tanto, después de todo es la era de la post verdad.
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