Ceder, exponerse, abrirse, mostrarse. Quizás sean las razones por la que la mayoría de nosotros no sabemos amar.
Cuando uno cede, el ego se tambalea. Cuando uno se expone, muestra una «debilidad» oculta. Cuando nos abrimos, nos colocamos a merced de todos. Cuando uno se muestra…regalamos nuestro tesoro.
Todas esas «serán» las razones por las que preferimos colocarnos al ladito del odio. Como bestias al acecho que desatan sus venenosas lenguas en «pro» de degradar a la víctima.
El odio se disfraza de «crítico literario». Lanza el dardo con la «finalidad» de «enmendar algo turbio» cuando en verdad lo que busca es resaltarse por encima del otro.
Componente de ese instinto humano que «regaladamente» intenta salvarse pensando que si «hundimos» o «cualquierisamos» nos ganaremos…la primera posición…
Realmente ¿es difícil amar? Al parecer sí, pero, ¿por qué tememos manifestarlo si es el arma más poderosa que tenemos? Simplemente por ignorancia.
Ceder, exponerse, abrirse o mostrarse, produce un efecto contrario a lo pensado.
Ceder es demostrar humildad, que se está por encima de la vanidad de «ganar» … ¿qué se gana con eso?.
Exponerse es manifestar lo que sé es… ¡es lo que somos! No debemos andar por ahí intentando ser otra cosa. La originalidad es más sana.
Abrirnos es lo que los demás siempre han deseado hacer y cuando uno lo hace, créanme, empiezan a salir del closet todas las cucarachas y ratones ocultos…
Y la mayor ventaja de mostrarse es que ya no tiene uno que ir «guardando» las formas ni recordándose de las mentiras que pudo haber dicho.
El amor es la fuerza vital que destruye todos los dogmas y matices mentales que se ha fabricado el hombre desde el principio mismo de la humanidad… ¿a quienes habrán hundido Adán de Eva?… ¿! a la serpiente!?.
Hablando en serio, tengo casi «dos» semanas que no hablo mal de nadie. Voy por ahí desparramando amor y ¿saben qué? Jamás me había ido tan bien como ahora.
Mis energías están limpias y vibro en una armonía que es capaz de transformar a quien se me acerca y es que el amor convierte todo en bienestar.
Cuando amas aceptas que no eres el mejor, pero, haces lo mejor. Proyectas una luz que ilumina discretamente y sin deslumbrar a nadie.
Hasta las paredes y el aire y los muebles parecen contaminarse amorosamente de esa energía que salta por todas partes.
Si la gente supiera que amar es armarse del más potente poder, lo haría solo para ver moverse las montañas a su antojo. Solo que el amor es tan generoso y noble que no caben en el las injustas pasiones ni los egos baldíos.
Pero, es tan difícil amar y tan fácil odiar que el odio seguirá reinando unos cuantos siglos más hasta que «científicamente» quede demostrado que los que aman son más sanos y longevos …
!viven más!
Tendremos que ver palpablemente sus ventajas para «acomodarnos» interesadamente a sus beneficios, pero, «de cierto de cierto os digo» que; aquel que no lo sienta de corazón no andará en su camino.
Amar es el tesoro escondido en tu mirada, en tu sonrisa, en tus labios.
Enriquece tus sueños, tus triunfos, tus breves y vacías ambiciones. Te enseña a dar sin esperar y en recompensa, te sostiene en sus hombros para verte saltar los dramas del mundo.
Si tan solo intentaras amar constantemente por dos semanas «como yo», crearías el hábito más poderoso y hermoso de esta existencia enigmática que es la vida. Las energías que producirás serán ¡mágicas!.
Flotarás por las calles sin sentir los pies ni el ruido puntiagudo de los que viven para el daño.
Amar es más fácil que odiar, solo que hay que amarrarse la lengua dos semanitas y eso… ¡eso es lo difícil!. ¡Salud y amor!!. Mínimo Carnicero.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach).
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