Una comunidad sin dolientes, como lo es la provincia Bahoruco, en el suroeste de la República, la que hoy está huérfana de políticas públicas, está pidiendo a gritos la candidatura senatorial de la licenciada Melania Salvador.
Las encuestas que maneja el equipo político de esta pujante empresaria y emprendedora mujer arrojan resultados favorables, colocándola en el carril del centro del electorado de esa demarcación geográfica.
Melania Salvador, es una líder del comercio de esta provincia, la va como un chele, rumbo a la recuperación de la curul perdida en manos del Partido de la Liberación Dominicana.
A la gente de los diferentes municipios, distritos, parajes y secciones de la provincia solo se le escucha dos palabras: ¡Llegó Mamá!.
Bahoruco en los últimos tiempos ha visto desvanecer sus ansias de bienestar colectivo, convirtiéndose cada día en una de las más pobres del país.
Melania Salvador, nativa del municipio de Galván, según estudios que maneja su equipo de campaña, lleva más de diez puntos porcentuales por encima de la candidatura enclenque a esa misma posición de Manuel Paula.
Una vez más en la provincia Bahoruco el proselitismo político toca las puertas, la campaña entra en su fase final y en la cuenta regresiva del proceso que ha de culminar con el triunfo de las candidaturas del Partido Revolucionario Moderno.
No hay quien detenga la arrolladora victoria de Melania Salvador el 5 de julio próximo.
Las candidaturas presidencial y congresual peledeísta están en el piso, no prenden en el seno de la población que ha dicho «atrás el valladar del clientelismo politiquero».
Manuel Paula, como senador representa el atraso y el fracaso de la aplicación de las políticas públicas del gobierno morado en la provincia Bahoruco.
Melania Salvador y sus equipos de estrategia e imagen trabajan en el día a día la propuesta legislativa y la forma de captación del voto, al tiempo de prepararse para enfrentar la embestida final peledeísta, la cual se expresará, como en sus buenos tiempos, con la llegada de camiones traídos desde Santo Domingo, cargados de comida, zinc, cemento, blocks, varilla, madera y en el reparto de dinero para la compra de conciencia y voluntades.
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