Dada la gravísima sucesión de eventos generada por el novel coronavirus COVID-19, y viendo que hay que mantener, y probablemente radicalizar, las acertadas medidas de aislamiento para romper la cadena de contagio en todo el país, realizar elecciones este año es asegurar una tasa de abstención nunca vista en nuestra historia democrática lo cual le restaría representatividad al proceso y sus resultados.
Además que se expondría al ciudadano a fuentes imprudentes de transmisión lo cual sería una irresponsabilidad mayúscula, insensible e inhumana.
Por razones del sentido común más básico, las elecciones venideras deben ser aplazadas para mayo del 2022 siguiendo las pautas constitucionales para esta postergación por las graves razones sanitarias que todos conocemos.
No hay condiciones este año ni el próximo para el certamen electoral. Nuestros esfuerzos y sacrificios generales como nación es buscar y encontrar salida a esta tragedia, conteniendo y erradicando el virus de nuestra población. Luego, iniciar la titánica tarea de recuperar nuestra economía.
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