A Pleno Sol
Los partidos políticos son frentes de masas, donde se impone el más fuerte. En las fratricidas luchas ideológicas se imponía el que tenía más coraje y una mayor capacidad de fuego, en la nueva confluencia, manda el que tiene el capital.
Los líderes de los partidos políticos dominicanos tienen que comprender que para reinar deben satisfacer las necesidades de todos los sectores que se aglutinan a su alrededor. No son los mismos intereses los del chiripero o los del empresario. Tampoco los del obrero y los del profesional.
Sin ideología al hombro, los partidos y sus cabecillas se ven en la obligación de tratar de buscar el poder a como dé lugar. La ciega lucha por el mando no tiene amigos, ni enemigos, a lo más que se llega es a los aliados circunstanciales.
En la resaca que dejaron las elecciones y el reflujo que impulsó la pandemia, los partidos están obligados a una reorganización y a cambiar sus objetivos de combate. Con una sociedad que ha cambiado a golpe de muertes por el Covid no se puede pensar que los partidos navegaran en aguas tranquilas.
Con la desaparición de la figura del caudillo, es imposible controlar las apetencias de las tendencias. No es con la celebración de congresos de dirigentes que se van a solucionar los problemas. Las reuniones siempre son manejadas por los líderes ocasionales, que nunca dan paso a la sangre nueva.
Con la recién concluida lucha por la designación de los miembros de la Junta Central Electoral se vieron los nuevos vientos que están sobre el horizonte político. La lucha por colocar al nuevo presidente de la JCE mostró desacuerdos entre los cabezas del Partido Revolucionario Moderno.
El presidente Luis Abinader dio su apoyo a Román Jáquez, mientras que el expresidente Hipólito Mejía se fue con su antiguo vocero Eddy Olivares. La lucha tendencial del PRM luce apagada, pero sin lugar a dudas quema como la candelita de basurero.
El Partido de la Liberación Dominicana pierde terreno en los repartos para la JCE y en el futuro para la selección de los jueces de las altas cortes. Tiene el PLD un camino difícil con un líder absoluto, Danilo Medina, imposibilitado de ser candidato a la presidencia de la República.
Se ve un panorama nuevo en la vida política, el cual trata de ser detenido por los viejos mandos obsoletos. Con unas elecciones lejanas hay tiempo para las maniobras, pero el reflujo de masas dobla el pulso y las rodillas, colocando en el olvido a los que se colocan de espaldas a los cambios necesarios para sobrevivir. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
Comentarios sobre post