Redacción (ONU-PRESS).- El nuevo presidente de la Asamblea General de la ONU, Abdulla Shahid, considera que miles de millones de personas que luchan contra la pandemia, la devastación o los conflictos en el mundo necesitan desesperadamente de la esperanza y está convencido de que, como el órgano más representativo de las Naciones Unidas, la Asamblea General goza de una posición ideal para entregar esa esperanza.
“La Asamblea General es el único organismo que aglutina a los 193 Estados representados, por eso, cuando habla unánimemente, cuando decide sobre un asunto, representa la conciencia internacional”, dijo Shahid a Noticias ONU en una entrevista antes del 76º periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que comienza el 14 de septiembre.
Shahid señaló que en cuestiones como el cambio climático y el acceso equitativo a las vacunas, “nunca perderá la esperanza de que la humanidad esté a la altura de las circunstancias”.
El diplomático también habló sobre la importancia de estos temas y sobre su país, Maldivas, una nación insular de 26 atolones al suroeste de India y Sri Lanka con una población de cerca de 530.000 personas. Shahid representará ahora a un órgano de las Naciones Unidas que habla en nombre de casi 7900 millones.
Sus prioridades para el año de trabajo incluyen liderar con el ejemplo con el fin de que la ONU se convierta en el estándar ideal en temas como la igualdad de género, entre otros asuntos.
Shahid reiteró la importancia de la cooperación multilateral y la idea de que los desafíos globales requieren una acción mundial consensuada.
Comenzamos la entrevista con el tema central de la presidencia de Shahid: la esperanza.
Su candidatura para el cargo de presidente de la Asamblea General se basó en el tema de la esperanza. Dadas las continuas oleadas de COVID, el acceso desigual a las vacunas y los continuos conflictos en el mundo, ¿cómo planea llevarla a la Asamblea General?
Hice campaña hablando de la presidencia de la esperanza porque realmente creo que, dada la devastación, la desesperación y el dolor de los últimos 18 meses, es hora de que las Naciones Unidas, como el organismo mundial que abarca a toda la comunidad internacional, a 193 países, se levante y dé esperanza a nuestros pueblos. La Carta de la ONU dice `Nosotros los pueblos’, así que llegó la hora de que los pueblos nos unamos para ofrecer la esperanza que la gente necesita tan desesperadamente.
En estos tiempos terribles de pandemia hemos visto lo mejor de la humanidad. Hemos visto los sacrificios enormes de los trabajadores de primera línea, hemos visto a los médicos, las enfermeras, las muchas, muchas personas que han puesto sus vidas en peligro para ayudar a otros. Eso es esperanza. Eso le da esperanza a la humanidad.
Hemos visto desarrollar una vacuna en tiempo récord, eso es esperanza, y da la esperanza de que las Naciones Unidas se ensamblen en la presidencia de la esperanza y comiencen la recuperación, que es lo que hace falta ahora. Es la unión la que da fuerza.
En Maldivas, de donde yo vengo, vivimos día a día con la amenaza del cambio climático, el aumento del nivel del mar, pero nunca perderemos la esperanza de que la humanidad esté a la altura de las circunstancias, de que sobreviviremos. Está en nuestro espíritu esforzamos por mejorar, tratamos de hacerlo mejor y nunca nos daremos por vencidos. Y sobre eso versa la presidencia de la esperanza: intentarlo, intentar un mejor mañana.
Mencionó el cambio climático, usted es de Maldivas, un pequeño estado insular en desarrollo. ¿Cuáles son sus prioridades en este ámbito para la presidencia?
Durante la campaña hablé siempre de que la 76ª sesión es una súper sesión para la naturaleza y hay una razón: el periodo coincide con varias conferencias importantes sobre cambio climático y medio ambiente: la COP 26, las tres principales conferencias de los tratados de Río, la COP sobre biodiversidad, la COP sobre deforestación, la COP sobre el diálogo energético de alto nivel y la Conferencia sobre los Océanos.
Todas estos eventos darán ímpetu a la próxima sesión. Tengo la intención de usar mi poder de convocatoria como presidente para unir a la comunidad internacional y dar el empujón final. Por ejemplo, antes de la COP26 tengo el propósito de convocar una reunión especial en octubre para dar a los países la oportunidad de unirse y llegar a ese compromiso político final. Sí, comprometámonos con los 1,5 grados. Sí, alcancemos el objetivo de 100.000 millones de dólares. Sí, sigamos la hoja de ruta del Acuerdo de París. Sí, preocupémonos por la humanidad. Escuchemos los gritos del planeta.
Lo estamos viendo todo el tiempo. Estamos viendo el dolor de nuestro planeta. Estamos viendo grandes inundaciones, calores insoportables, incendios forestales. Todos podemos verlo. Por eso es momento de que las Naciones Unidas se unan y den ese mensaje de esperanza de que sí, que la humanidad sobrevivirá.
Una de las grandes prioridades mundiales en este momento es el COVID-19. ¿Cuáles son sus metas al respecto para esta presidencia?
Después de que fui seleccionado y hablé frente a la Asamblea General, hablé sobre vacunar al mundo porque está muy claro que nadie estará a salvo hasta que todos estemos a salvo. Es fácil de decir, pero también es factible lograrlo. Creo que es factible porque la comunidad internacional tiene la capacidad para hacerlo. No basta con decir que nadie estará a salvo hasta que todos estemos a salvo. Si nos unimos, podremos vacunar al mundo para el 2022. Para fines del 2022 podremos haberlo hecho.
Tengo la intención de convocar un evento sobre vacunación a finales de este año o principios del próximo. Reunir a los países una vez más para hacer un balance y trazar el camino a seguir, no para señalar con el dedo, sino para transmitir el mensaje de lo que dice la Carta, `Nosotros los pueblos’. Un mensaje de que sí, que las Naciones Unidas tenemos el compromiso político con una plataforma común y de que en la lucha contra la pandemia la gente ganará. Eso es lo que voy a hacer, creo que es factible.
Estamos refiriéndonos a algunos de los principales problemas que enfrenta el mundo en este momento. ¿Cómo puede la Asamblea General marcar la diferencia si, al contrario del Consejo de Seguridad, carece de poder para hacer cumplir sus resoluciones?
Sinceramente, creo que el poder de implementación de la Asamblea General es mayor que el del Consejo de Seguridad. El poder emana de su membresía. La Asamblea General es el único órgano que tiene representados a los 193 Estados miembros y cuando habla por unanimidad, cuando decide sobre la materia, es la conciencia internacional. Así que tenemos que asegurarnos de que la Asamblea General funcione; de que funcione de forma más proactiva, más eficaz, de modo que el mensaje para el resto del mundo sea claro. La Asamblea General establece las normas, la Asamblea General muestra el camino a seguir y la Asamblea General marca la línea entre lo que es aceptable y lo que no. Por tanto, creo que el órgano más importante de las Naciones Unidas y del mundo es la Asamblea General de las Naciones Unidas. Tiene la autoridad moral para establecer estándares.
¿Cómo espera utilizar su posición como presidente de la Asamblea General para lograr la unidad de la que habló anteriormente?
Entiendo que tendremos divisiones, diferencias de opiniones, posiciones distintas, pero mi experiencia en el Parlamento me demostró que es posible resolver los problemas por medio del diálogo. Es importante que sigamos hablando, que encontremos la oportunidad de sentarnos para compartir nuestras opiniones y encontrar la resolución de los problemas.
Si revisamos la historia mundial, veremos que los conflictos surgieron cuando se cerraron las oportunidades de diálogo, cuando las personas decidieron encerrarse y distanciarse. Esta Asamblea une a las personas, brinda la oportunidad de que las personas interactúen entre sí, y debemos aprovecharla al máximo.
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