Santo Domingo (República Dominicana).- El especialista en agricultura familiar, Carlos Berigüete, reveló que el mercado dominicano demanda de manera cotidiana seis millones de unidades de plátano, equivalentes a 180 millones mensuales y al año más de 2.200 millones.
El experto manifestó que el país ha ido creciendo y cada día en muchos rubros agropecuarios se torna más autosuficiente.
«Qué ocurre con el plátano, hay momentos usted se pregunta por qué un plátano cuesta RD$40», tras responder que ahí se necesita que los pequeños productores reciban la debida protección del Estado, con el apoyo desde el punto de vista técnico para respaldar la existencia de alimentos permanentes hacia la población, en el ámbito de la cadena de compra y venta.
Berigüete sostuvo que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) recomienda que hay que procurarles más tierra a los agricultores para combatir la hambruna.
Reveló que según el Banco Mundial, República Dominicana tiene 2.5 millones de hectáreas disponibles para el sector agropecuario, pero a penas se trabajan 1.3 millones de tareas. Una hectárea equivale a 15 tareas de tierra.
«Hay casi un millón y pico de hectáreas que no están cultivadas, entonces de esas apenas un 30% se utiliza en la pecuaria, o sea, en la crianza de animales que no es tan amplia aquí», adujo el también sociólogo entrevistado por el periodista Federico Méndez, en el programa «Esferas de Poder», que se transmite los domingos por RNN Canal 27.
Aseguró que hay miles de hectáreas baldías, que tienen propietarios, pero no tiene quién la trabaje.
«Entonces, debe hacerse un censo de tierras baldías en República Dominicana, para ver de esas tierras cuáles tienen vocación agrícola y vocación pecuaria, en cuáles se puede criar animales, cuáles tienen vocación y para qué tipo de productos», consideró.
Berigüete señaló que debe desarrollarse una política de captación de esas tierras para ponerla a producir, con el objetivo de incrementar la oferta de alimentos.
En ese sentido, indicó que los agricultores familiares requieren apoyo en la consecución de terrenos para trabajar, por lo que sugiere al Estado desarrollar un banco de tierras, para la compra y venta en beneficio de ese segmento.
Por otra parte, el especialista en agricultura familiar advirtió que República Dominicana carece de data sobre la agricultura familiar lo cual torna un poco difícil definir políticas hacia un sector determinado de la población, por la inexistencia de investigaciones mínimas, y afirmó que el país registra 42 años de atraso sobre la realidad del sector agropecuario.
«El último censo para el sector agropecuario se hizo en el año 1981, ya vamos a cumplir 42 años de atraso en la data sobre el sector agropecuario, en el 2015 se hizo un precenso, un pre-censo organiza lo que va a ser el censo, no se ha hecho el censo», precisó.
Berigüete dijo que tampoco se ha realizado la primera encuesta sobre caracterización socioeconómica del sector agropecuario para poder segmentar los diferentes sectores que lo integran.
«Tenemos una idea general, empírica, como la que tienen los funcionarios, pero la definición de políticas específicas hacia ese sector es un poco difícil si usted no tiene las investigaciones previas», recalcó.
El especialista aseguró que nadie puede decir exactamente cuántos agricultores familiares hay en República Dominicana porque las cifras indican la existencia de 347.547 personas que trabajan la tierra, de los cuales se presume que entre un 70% y un 80% son pequeños agricultores familiares, pero no se ha investigado sobre el particular.
«De modo que las cifras de oído, de observación empírica, podría ser que estuviéramos hablando en nuestro país que hay alrededor de 256.000 pequeños productores, dentro de los cuales habría que estudiar exactamente cuáles son los agricultores familiares», acotó.
Observó que cuando se vayan a definir políticas en el sector agropecuario se debe tener definido qué es un agricultor familiar, para poder establecer mecanismos de beneficio y orientado hacia la protección e incentivo de ese productor agropecuario que tiene la misión de alimentar el mundo y cuidar el planeta.
Berigüete estima que ya está demostrado que como parte de la demanda de la canasta familiar del mercado interno, alrededor de un 80% de los productos que consume la población proviene del agricultor familiar hacia el cual no hay una política definida.
En ese sentido, declaró que su principal aporte a nivel del sector agropecuario es que un 56% de mano de obra ocupada en el campo proviene de la agricultura familiar, porque ofrece empleos al inicio y al final de la cosecha.
«Prácticamente, la mayor parte de los países de América Latina ya tienen definido sus políticas en torno a la agricultura familiar, mientras tanto nosotros, en la República Dominicana, tenemos una confusión en el siguiente sentido, todo agricultor familiar es un pequeño propietario, es un pequeño productor, pero todo pequeño productor no es un agricultor familiar «, agregó.
El sociólogo aseguró que deben definirse una serie de características para diferenciar un agricultor familiar de un productor agrícola porque en el país existe una confusión que acredita que todos los pequeños productores del campo son agricultores familiares.
Especificó que si un pequeño productor tiene un predio que sobrepasa el límite promedio que tiene el agricultor familiar y utiliza de forma permanente mano de obra contratada, no es un agricultor familiar porque los trabajos deben depender de la familia que está incorporada al predio.
Considera que en el país existe una grandísima debilidad que no la tienen países que aparentemente son más pobres que República Dominicana, como Honduras, Guatemala y El Salvador.
Planteó que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) tiene décadas trabajando la agricultura familiar para América Latina y en términos conceptuales no hay una claridad de lo que es un agricultor familiar.
«Es una familia que trabaja la tierra, depende básicamente del sustento de ese trabajo de la tierra como sus padres, madres, hijos y otros familiares, en sentido general, y complementa sus ingresos para su subsistencia con otras actividades propias del campo, puede ser la piscicultura, la crianza de animales y así sucesivamente», significó.
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