Abinader y PRM no tienen estrategias propias, son instrumentos de la estrategia de dominación de EU y de sus modalidades actuales. No son el meollo del asunto, como no lo fueron las espurias competencias entre facciones neoliberales y subordinadas a EEUU.
Abinader encabeza el gobierno del continuismo de la recolonización integral, de la privatización total, del neo-conservadurismo endurecido; como parte de un sistema de partidos podrido, temporalmente casi monopolizado.
Encabeza la opción del sistema con más fuerza electoral, para garantizar dentro de la ilegitimidad, la continuidad que favorece a un del capitalismo imperialista y local, saqueador y depredador.
Representa un conjunto de factores que tienden a endurecer la recolonización, lo que satisfice al tutor imperialista: privatización del patrimonio natural, neoconservadurismo, con incluido neofascismo; estado religioso, confesional, racista, patriarcal; por lo que no es aventurado decir que post mayo viene una ofensiva peor.
Abinader ahora para EU es la opción segura de la profundización de una fase del capitalismo neoconservador, cuya decadencia favorece la reproducción de dictaduras institucionalizadas. La falsa oposición es la misma cosa, pero sin posibilidad de ser gobierno.
A la estrategia actual de la dominación y a la modalidad que se instrumenta en RD hay que oponerle una estrategia de ruptura y desplazamiento del poder establecido por ella, capas superar sus instituciones tuteladas y crear lo nuevo.
Con esos fines y para enfrentar el drama socio-ambiental, procede descartar la vía institucional-electoral, asumiendo en crítica profunda, convincente y pormenorizada de la Constitución, las leyes orgánicas, las actuales instituciones y el sistema electoral.
Asumirla para crear contrapoder en calles, caminos, plazas, campo, territorio… hasta lograr la movilización y protesta social politizada, que acorrale el sistema de partidos y acelere la crisis de gobernabilidad en gestación y obligar a aceptar o imponer por el cambio en la correlación de fuerzas una asamblea soberana participativa, que siente las bases para cambiarlo todo y crear lo nuevo.
Nueva Constitución y nueva institucionalidad. Nuevo sistema electoral democrático, liberado del control de los partidos tradicionales y de los financiamientos corruptores; nuevas formas de propiedad, nuevas generaciones de derechos humanos, incluidos los derechos de la Madre Tierra.
Solo así se puede conquistar autodeterminación y desmonte de todo lo que garantiza las grandes desigualdades actuales: monopolio, latifundios, imperio de la propiedad privada y de escasa propiedad estatal sin control social. La ruptura de este ordenamiento es imprescindible para crear las bases de una estrategia transformadora y la transición.
narsoisa@gmail.com
(El autor es dirigente político residente en Santo Domingo, República Dominicana).