José Martí, político y escritor cubano, reconocido como el apóstol de la Independencia de Cuba, en su obra “La edad de oro”, dice que la libertad es el derecho que tiene todo ser humano a ser honrado, pensar y hablar sin hipocresía. Lo expresó en un momento en que América no se podía ser honrado ni pensar ni hablar.
Describe, a manera de ejemplo, las características de honestidad, carisma, rectitud, valentía y amor por sus países, reflejadas en líderes revolucionarios y libertadores de naciones, como Simón Bolívar, de Venezuela; San Martín, del Río de la Plata, Argentina; y el cura Hidalgo, de México.
Martí da cátedras de moralidad al referirse al honor, el decoro, la moral y firmeza del hombre honesto, atributos que han perdido en el mundo muchas personas de diferentes escalas sociales al ocupar posiciones administrativas en instituciones públicas y privadas.
Recomiendo a todos los dominicanos, en especial a la juventud, llamada generación de relevo, releer, si es que ya lo leyeron, o comprarlo si no lo tienen, este libro de este gran pensador.
Los padres de familia también deben tener en sus hogares esa literatura para orientar a los hijos, pues en parte la obra está escrita pensando en los niños.
Veamos algunas de sus orientaciones:
“El niño que no piensa en lo que sucede a su alrededor, y se contenta con vivir sin saber si vive honradamente, es como un hombre que vive del trabajo de un bribón, y está en camino de ser bribón.
“Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado. Un hombre que obedece a un mal gobierno, sin trabajar para que el gobierno sea bueno, no es un hombre honrado. Un hombre que se conforma con obedecer a leyes injustas y permite que pisen al país en el que nacieron los hombres que se lo maltratan, no es un hombre honrado.
“Hay hombres que son peores que las bestias porque las bestias necesitan ser libres para vivir dichosas: el elefante no quiere tener hijos cuando vive preso. El hombre debe ser, por lo menos, tan decoroso como el elefante.
“Hay hombres que viven contentos aunque vivan sin decoro. Hay otros que padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor. En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz.
Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Ésos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban al pueblo su libertad, que es robarles a los hombres su decoro.
“En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados (se refiere a Bolívar, San Martín y el cura Hidalgo). Se les deben personar sus errores, porque el bien que hicieron fue más que sus faltas.
“Los hombres no pueden ser más perfectos que el sol. El sol quema con la misma luz con que calienta. El sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las manchas. Los agradecidos hablan de la luz”.
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
mvolquez@gmail.com
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