A Pleno Sol
La guerra en cualquiera de sus manifestaciones, es el infierno en la guerra. Cada vez que le toca hablar a las armas llega la muerte y la destrucción. Es una simple quimera pensar que puede haber un mundo sin violencia.
Entre los hombres y las naciones el accionar del gatillo es la norma de hacer valer posiciones económicas y territoriales. La expansión de sectas religiosas que estaban situadas en determinadas áreas del mundo, derrama de nuevo la sangre.
No hay en estos momentos en el mundo un organismo con la fuerza absoluta de la mediación. La Organización de las Naciones Unidas está muy parcializada, o en el menor de los casos sometida a las presiones de las grandes potencias.
La nueva guerra entre Israel y Hamas debe ser controlada y establecer un inmediato cese al fuego, y así abrir la mesa del diálogo y poner fin a ese peligroso conflicto.
Su extensión llevaría los combates, armados o económicos, a todos los sectores del medio oriente. También es un foco contradictorio entre las grandes potencias, China, Rusia y los Estados Unidos.
Sin terminar la guerra de Ucrania el mundo entra de nuevo en el infierno de la guerra. Cada día se da pasos agigantados hacia una tercera guerra mundial, que sería fulminante para la humanidad.
Los odios en el Medio Oriente deben cesar. Es difícil una paz integral entre Israel y los Palestinos, pero aún a regañadientes se tendrá que fumar la pipa de la paz. Exterminar totalmente a los palestinos sería un genocidio difícil de digerir en el siglo 21.
La realidad de la violencia es que las guerras se comienzan y no se sabe cuándo y cómo terminan. Antes de que se pueda hablar de paz, el conflicto debe salir de las noticias de último minuto.
Es bueno pasar revista a la planificada intervención militar de Kenia en Haití, patrocinada por los Estados Unidos, Francia y Canadá. Para estas tres potencias ahora la prioridad es Israel.
Haití sale del foco de atención de los Estados Unidos, y se corre la posibilidad de que se congele la intervención militar de Kenia. La geo-política abre otro frente y un país neo-nato situado en el caribe, carece de importancia.
Los dominicanos deben estar preparados y en guardia para estos avatares, donde sigue creciendo la arrogancia, la prepotencia y los abusos de los pandilleros haitianos. Que esté bien clara la advertencia: no permitiremos ni un paso de los haitianos en territorio nacional. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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