Por Félix Núñez
Los dominicanos nos tendremos que acostumbrar por largo tiempo a vivir en emergencia, precariedades y en situación económica critica. Los ejes centrales de la sociedad fueron carcomidos por la pandemia y ahora de lo que se trata es de la sobrevivencia.
Para lanzar la carrera hacia el desarrollo y la normalidad, se tiene primero que controlar el virus, luego vendrán los cambios y las nuevas alternativas. Hay que despejar del accionar diario que se retornará al mismo nivel de existencia anterior al covid-19.
Cambió el mundo en sentido global, y el dominicano en particular. La pandemia produjo cierre de empresas grandes y pequeñas, destruyó el mundo del espectáculo, provocó la cesantía o despido de más de un millón de personas, y llevó a la clase media baja a buscar la subsistencia oficial para seguir adelante.
Pero también presentó reingeniería de punta tomada a la carrera en la mayoría de las grandes empresas. Con personal reducido se continuó trabajando. Se introdujo la ocupación a distancia, no presencial, vía internet. Se siguió laborando sin las personas de más de 60 años.
Estas manifestaciones van a seguir igual y en muchos casos se convertirán en ley de la oferta laboral. En consecuencia, se cerrará la brecha ocupacional para los que tienen sesenta años o más. Ya de por si hace tiempo era selectiva desde los 40 años.
Las grandes empresas continuarán trabajando a tele-distancia, significará menos empleados y con mayor calificación. La idea futura será mayor optimización, con menos trabajadores. Es lo que viene y hay que prepararse para ello.
Nuestro mundo cambió y todavía inmersos en la lucha contra el covid-19 la mayoría de los dominicanos no se han dado cuenta de esta situación. Sin embargo, ya es hora de ir tomando las previsiones de rigor, porque nada será igual.
El 2021 será duro y difícil. Los subsidios a los desempleados y afectados por la pandemia no se van a poder mantener. Lo quiera el gobierno o no, tendrá que tomar providencias salvadoras, pero no podría hacer milagros.
El arranque del turismo puede ser un buen impulso a un paso de avance hacia retomar el camino del desarrollo, pero habría que ver cómo van los mercados internacionales, sobre todo el norteamericano y el europeo.
Los dominicanos han sido grandes luchadores, enfrentando las grandes adversidades, por lo que es seguro que seguirán de frente y no se doblegarán. El pasado quedo atrás, el futuro es hoy. Seguiremos adelante.
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