Por Manuel Hernández Villeta
En mes y medio se celebraran las elecciones congresuales y presidenciales. El tiempo apremia y tiene plazos fatales. Ahora mismo el coronavirus se encuentra en su pico de crecimiento. Dos acontecimientos que van a cambiar la marcha de la actual historia dominicana.
Visto el panorama internacional, se torna difícil que en el mundo en mes y medio se tenga la vacuna para parar el virus, y que comience una curva descendente que permita a las personas comenzar a retornar a su normalidad.
La Junta Central Electoral tiene un organigrama mediante el cual se debe llevar para preparar todo lo relativo a las elecciones. Ahora tiene de por medio que trabaja con personal reducido, y evita el contacto físico hasta con los delegados y periodistas.
Los partidos políticos han parado la campaña electoral, mientras que las medidas de control y el toque de queda mantienen a las personas en sus casas. La mayor parte de las oficinas públicas y privadas están cerradas.
La atención general de los dominicanos está centrada ahora mismo en el coronavirus. Teme por un desabastecimiento de alimentos, que el virus siga indetenible, que hay pocas camas hospitalarias, que cuesta caro hacerse los exámenes para ver si es positivo o negativo, mientras escasean el gel con alcohol y las mascarillas.
Es necesario que de cara a la realidad dominicana de hoy se ponga sobre la mesa el tema de las elecciones. En mes y medio, no se puede jugar con una fecha signada por la Constitución de la República. Es responsabilidad del liderazgo político hablar claro sobre este tema. Tiene que darse una reunión de los candidatos presidenciales y tomar decisiones.
La responsabilidad de mantener las elecciones o suspenderla no es una individualidad de la Junta Central Electoral ni del gobierno, es una obligación a ser compartida con los candidatos presidenciales. Todos a una deben tomar la decisión.
Pero es ahora que se debe decidir: van las elecciones o se suspenden. Hay que dejar ñoñerías a un lado y sentarse los candidatos presidenciales y determinar el destino de los venideros comicios. ¿Es atinado celebrar las elecciones en medio de una pandemia?.
Lo que se determine de consenso, eso es lo que debe ir. Es una cuenta regresiva que no se puede evadir. La Constitución manda que día se debe celebrar las elecciones, y en qué fecha se tiene que hacer el traspaso de mando.
No hay tiempo para plebiscito, ni para encuestas. Esta solución tiene que ser tomada por el liderazgo político nacional, en este caso representado por los candidatos presidenciales. Estamos al doblar de la hora señalada y no se puede jugar con la verdad. Consenso sobre el futuro de las elecciones. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
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