Esta expresión «coloquial», dominicana, arrastra un sinnúmero de «alientos» y desalientos al momento de salir al aire… Todo depende del estado de ánimo, el sonido, la intensidad y el momento de decirla.
Antes de continuar con este latido «intentaré» definir «el fui» para claridad de los lectores no dominicanos. Dícese de «esa» parte del cuerpo a donde van a parar «todas las oscuridades». Ese rinconcito de descarga y antojos…
Bueno, estamos hablando del culo, tan apetecido y rechazado por muchos, depende del grado animal de cada cual. El famoso «fui», tiene un origen tan oscuro como su persona. No se define por ningún diccionario «normal», salvo el dominicano y boricua.
El Fui, viene siendo lo último, aquello que sobra, de una botella, por ejemplo, o lo que «queda» de cualquier cosa. Es por esto que al usar esta palabra, el dominicano exprese una condición de «lo más grave» o «hasta aquí llegó esa vaina».
Si se da un golpe inesperado, especialmente en un dedo, es probable que le escuches ¡El fui! Salir despavorido de su boca. Lo mismo si recibe un chisme caliente, a lo que terminara de completar la palabra «fuiche», y así le dará «acento» y «personaduría solemne» al evento.
Realmente «el fui» es un impostor del «fuiche», pero intentando «disimular» lo «indisimulado», se obvia la «che» para lucir «más decente». Aunque eso, el dominicano, de clase o no terminará de tirarse «un fuiche» cuando menos te lo esperes…
Como del «fui» no hay mucho que decir, este latido será más corto de lo acostumbrado, y no es que me «fui» por la tangente para evitar el tema, sino que, ciertamente, «el fui» es un fenómeno en extinción por el poco uso verbal dado, ya que es «una rastrería» de una generación a punto de colgar los tenis.
Pero la realidad es que «el fui» es parte integral de nuestra composición y por lo mismo «un instrumento» vital de vida… y de gozo…
No habrá forma de librarse de él y de sus pasiones. De sus rabietas y desvaríos, de sus «trancones» o de sus ríos. El fui, será lo último para muchos, pero también tiene millones de seguidores escondidos con recelos.
Y es que mostrar «el fui» es asunto serio y privado, solo reservado para los más íntimos y capaces «de amarlo». ¡Bueno! Creo que me «emocioné» con «el fui» y me extendí un poquito más de lo que pensaba, pero es que el «fui», también tiene su encanto!. ¡Salud!. Máximo Fuichero.
¡No se me hagan los inocentes! ¡Salud dos veces!
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, EEUU).