A Pleno Sol
Es positivo el aumento general de salarios. Esta concertación de empresarios, sindicalistas y gobierno puede ir en el camino de nivelar el valor de la canasta básica familiar, que ronda los 30 mil pesos mensuales. Reajustes de sueldos sin controlar la inflación es un coctel peligroso. Los beneficios se pueden esfumar de inmediato, si no hay los debidos controles.
Lo trascendente es que las centrales sindicales pudieron lograr un aumento de sueldos en forma concertada con los patronos en medio de la pandemia. Al gobierno le toca ahora completar la conquista, haciendo una guerra sin pausas y sin favores a los que se dedican al agiotismo y la usura.
A pesar de que reconocemos la importancia del reajuste de los salarios, no podemos pasar por alto algunos puntos que son fundamentales, y que en el pasado se exhibieron como cabos sueltos, y trajeron dolores de cabeza a los empleados.
Es tradición que los empleadores dominicanos cuando hay aumento de salarios proceden a reducir la nómina. Es una forma de no invertir más recursos para cumplir con las nuevas normas, y seguir operando con normalidad.
Una modalidad que siempre se ejecuta es despedir a empleados, y obligar a los restantes a hacer el trabajo de los que ya no están. Se reajustan horarios y se imparten más responsabilidades.
En el pasado reciente fue de esa forma que el sector empresarial absorbió el reajuste de las nóminas. Podría ocurrir de nuevo, por lo que el ministerio de Trabajo se debe mantener vigilante y en atención, para evitar cualquier atentado al bienestar de los trabajadores.
Otra variante, es que esos mismos empresarios proceden al otro día de pago a subir los precios de los productos de primera necesidad, que son de mayor consumo, y el pago de los servicios. Así no. No así. No se puede dar por sorpresa un golpe por la espalda. Con diálogo y buenas intenciones se podría evitar esa situación.
Por demás, se debe mantener la armonía entre sindicalistas y empresarios, que da paso a este reajuste de salarios. En el papel, estos pesos extras se los traga la inflación, y no alcanzan para nivelar la escalera en que se encuentra la canasta básica familiar.
En estos momentos de crisis hay que mantener la concertación y el diálogo. Ahora el gobierno debe buscar una rebaja general en los productos de primera necesidad, en las medicinas y los servicios. De nada vale el aumento, si el proceso inflacionario sigue indetenible.
Las centrales sindicales han pecado en los últimos años de tener la filosofía de la la burocracia y el mercantilismo, pero sin lugar a dudas ahora logran dar un paso adelante en la lucha por las reivindicaciones de los trabajadores. Deben continuar adelante, porque hay nuevas batallas que ganar. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
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