Varios científicos han pronosticado el fin de la humanidad de forma catastrófica y han recomendado adoptar medidas para salvar nuestro planeta, pero los líderes mundiales no les hacen caso. Continuamos destruyendo el medio ambiente, desarrollando armas devastadoras, diseñando estrategias políticas para llegar al poder y una abierta lucha por conquistar a las naciones más débiles con la intención de apoderarse de sus recursos minerales.
Uno de esos científicos fue el físico británico Stephen Hawking, reconocido en el mundo por sus investigaciones sobre los agujeros negros y la teoría de la relatividad, quien antes de morir, en marzo de 2018, aseguró que la humanidad será responsable de la autodestrucción de la Tierra, un hecho que, según sus cálculos, sucederá dentro de 600 años. El aumento de la población y la creciente demanda de energía conducirán a la catástrofe.
Ciertamente, hay un descontrol en las naciones respecto a la tasa de crecimiento poblacional. La Organización de las Naciones Unidas predice que la población mundial crecerá hasta 8.500 millones en 2030, un total de 9.700 millones en 2050 y 10.900 millones en 2100. Indica que cada día nacen 385,000 niños en el globo que habitamos. Esto suma a la población universal 2, 695, 000 habitantes a la semana, 11, 710, 430 habitantes al mes o 140, 525, 000 habitantes al año. Los informes son escalofriantes.
En noviembre de 2017, Hawking participó en la Cumbre WE de Tencent, que se celebró en la ciudad de Beijing, China. En esa ocasión alertó que para el año 2600, la población mundial estará hombro con hombro y el consumo de electricidad hará que la Tierra brille al rojo vivo.
“La cantidad de personas en el planeta se ha duplicado cada cuarenta años y la Tierra sólo puede soportar una medida limitada. Este crecimiento exponencial no puede continuar durante el próximo milenio”, dijo al tiempo de advertir que “la superpoblación provocaría un consumo tal de energía que el planeta comenzaría a arder como una bola de fuego”.
En julio de 2017, declaró en un documental de la BBC que la humanidad se encontraba en un punto de inflexión en el que el calentamiento global sería tan grave que la Tierra “se volverá como Venus, con una temperatura de 250 grados y lluvia de ácido sulfúrico”. Venus es el segundo planeta más cercano al Sol, y en opinión de los científicos, la vida allí es imposible.
Hawking también predijo en el programa que la ambición natural de la humanidad impediría abordar adecuadamente el calentamiento global y que, por eso, la mejor opción era abandonar la Tierra por completo.
Murió convencido de que explorar el sistema de tres estrellas Alfa Centauri, el destino más cercano habitable para los humanos, donde los astrónomos creen que existiría un planeta similar a la Tierra. En este sentido, el astrofísico solicitó inversiones financieras que apoyen un proyecto de cien millones de dólares que algún día podría conducir vuelos tripulados hacia el nuevo sistema.
Naturalmente (es lo que entiendo), solo los millonarios, que son las minorías de las naciones, estarán en capacidad de abordar las naves extraterrestres. Las mayorías no se salvarían. En otro planeta los millonarios y familiares iniciarían otra vida desde cero sin las comodidades y privilegios que tienen en la Tierra.
Otros científicos predicen que la extinción de la humanidad y demás seres vivos está prevista para el año 2060, de continuar avanzando el cambio climático.
Otro genio de la ciencia considera que el final de la humanidad es inevitable. Así lo explicó el biólogo y paleontólogo Henry Gee al testimoniar que ese destino no llegaría por culpa del cambio climático, las guerras, una pandemia o la sobre población de la tierra, sino que el principal factor que nos lleva a la desaparición es genético.
«Las diferentes especies de mamíferos no suelen existir de forma constante por más de un millón de años», apuntó Gee en un artículo publicado para la revista Scientific America donde también agregó: «Y en el caso del Homo Sapiens (término científico para referirse a la especie humana moderna) parece que no serán más de 400.000 años de existencia».
El argumento del científico se centra en dos factores centrales. El primero es el hecho de que la especie Homo en general tiende a extinguirse, siendo los Homo Sapiens Sapiens la única variación que aún no se ha evaporado.
Sea por causa del cambio climático, el hambre, las guerras, una pandemia o la sobre población de la tierra, estamos advertidos y nadie nos librará de una muerte segura.
Bueno, lo cierto es que yo no estoy preocupado por esos pronósticos pues, de acuerdo con Hawking, se trata de un hecho que sucederá dentro de 600 años y ya estaré muerto cuando se produzca ese tenebroso acontecimiento.
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(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).