Por Felipe Ventura
Desde hace varios años, la República Dominicana ha asignado el 4% de su presupuesto para la educación, lo cual debería ser una buena noticia para la sociedad en general. Sin embargo, a pesar de este compromiso, los resultados en términos de calidad educativa están muy por debajo de lo que se espera. ¿Dónde está el dinero realmente?.
En primer lugar, debemos señalar que el problema no radica en la falta de recursos, sino en la falta de transparencia y eficiencia en la gestión de estos recursos. En lugar de ser destinados a mejorar la infraestructura escolar, la formación de docentes y la adquisición de recursos pedagógicos, una gran parte del presupuesto se ha desviado hacia otros fines.
Por ejemplo, una gran cantidad de fondos ha sido asignada para la construcción de aulas, pero el resultado ha sido la creación de espacios poco adecuados para la enseñanza, con problemas de ventilación, iluminación y seguridad. Además, muchos de estos proyectos han sido entregados a empresas sin experiencia en el sector educativo, lo que ha generado graves problemas de calidad.
Otro aspecto en el que se ha malgastado el presupuesto es en la contratación de asesores y consultores internacionales, cuyas recomendaciones muchas veces son inaplicables a la realidad del país y no han generado mejoras sustanciales en la educación. A su vez, se han pagado costosos programas de tecnología educativa que, aunque prometen mejorar la enseñanza, no han sido aprovechados en su totalidad y no han demostrado resultados significativos.
Por otro lado, la formación y capacitación de los docentes sigue siendo insuficiente. A pesar de que la carrera docente ha mejorado en los últimos años, todavía hay muchos maestros que no tienen la formación adecuada y que no cuentan con los recursos pedagógicos necesarios para mejorar su práctica educativa.
Nuestro llamado a la acción:
Es necesario un mayor control y transparencia en la gestión del presupuesto educativo en la República Dominicana. El 4% de la educación no debería ser visto como un botín para ser repartido entre empresas y políticos, sino como una herramienta para mejorar la calidad educativa y el futuro de la sociedad dominicana.
Preguntas para la reflexión:
1. ¿Cómo podemos asegurarnos de que el presupuesto asignado a la educación se utilice de manera efectiva para beneficiar a los estudiantes y no a intereses externos?
2. ¿Cuál es el papel del gobierno en garantizar que el presupuesto de educación se utilice de manera eficiente y efectiva?
3. ¿Deberíamos centrarnos en la profesionalización de la carrera docente y la mejora de la calidad de la educación antes de invertir en otros aspectos del sistema educativo?
4. ¿Cómo podemos asegurarnos de que los estudiantes tengan un papel más activo en la toma de decisiones sobre cómo se utiliza el presupuesto asignado a la educación?.
(El autor es vicesecretario de las secretarias de Educación Superior y Formación Política en La Fuerza del Pueblo).
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