«Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano», dijo el físico y matemático inglés, Isaac Newton.
Esta aseveración nos lleva a analizar, por qué hemos tenido que renovarnos ante una muy mala situación social, y sacar o crear en ella acciones positivas para sobreponernos y continuar nuestro andar, en este viaje llamado vida. Hoy ante la pandemia del COVID-19 y el confinamiento social, la educación virtual, ha sido clave. Mediante ella, obtenemos conocimientos; nos educamos en la escuela virtual, a través del internet.
Esta práctica no es nueva; lleva casi cuatro décadas de ejecución en el mundo, en el ámbito de la educación superior. Sin embargo, en la República Dominicana, hace solo unos años, parecía una quimera que se implantara. Así lo veíamos desde las aulas y hasta creíamos ser demasiado optimistas o ambiciosos, al plantearnos que alcanzara la universalidad de los estudiantes, o que existieran universalidades donde la educación fue casi en su totalidad no presencial ¿Sería eso no es posible?
Hoy por los azares del destino o por el COVID-19, el programa estratégico 14, del Plan Decenal de Educación Superior, 2008-2018: Apoyo y Fortalecimiento la Educación a Distancia y Virtual en la Educación Superior, es real. Este, como todos los temas de este método, fueron parte de la agenda nacional, buscando con ellos, alcanzar «el país que soñamos los dominicanos».
«La cultura es la memoria del pueblo, la conciencia colectiva de la continuidad histórica, el modo de pensar y de vivir».
Esta modalidad, debido al distanciamiento social, es la vía más idónea para continuar activos en nuestros compromisos laborales; seguir educándonos y comunicarnos con el resto del mundo. En la actualidad nuestros hogares son verdaderas salas virtuales, donde, sobre todo en la educación privada, desde la primaria hasta educación superior, la familia adquiere conocimientos. Al tiempo que, se robustece el plan de educación moderna, a distancia y se expande el conocimiento. Además, en el ámbito laboral, obtenemos ingresos mediante nuestros empleos, trabajando en virtualidad, cuando es necesario, o renovándonos y emprendiendo negocios, a través de las plataformas que nos brinda el Internet.
Mi sugerencia es que, nos demos el chance de aprovechar las ventajas de la educación virtual, para fortalecer el pensamiento crítico, las destrezas de investigación y el análisis de información. Relacionémosno y participemos en foros, chat…, donde se analice temas que aporten a nuestras metas profesionales y personales. Tenemos el mundo y las distintas culturas, a la distancia de un clic. Desarrollemos nuestras habilidades sociales, y obtengamos sabiduría!
Nosotros los pertenecientes a la Generaciones X, y Millennials (1965-1980), docentes o estudiantes, hemos tenido que reinventarnos en este sano distanciamiento, debido al COVID. Lo hemos hecho, haciendo uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), para poder entender, interactuar, socializar, cooperar y trabajar con las personas pertenecientes a las generaciones Z y T (nacidos después de 1994). No ha sido fácil, pero por todos los aprendizajes obtenidos, vale el esfuerzo realizado.
La educación virtual ha sido el oasis que durante esta pandemia ha permitido la socialización entre generaciones distintas, que juntas han coadyuvado para alcanzar conocimientos que permitan crear alternativas oportunas, para el bienestar social de la población mundial, sobre todo hoy, que nos encontramos ante esta crisis humanitaria. No olvidemos que: «La cultura es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad».
La autora es educadora, periodista, abogada y locutora, residente en Santo Domingo, República Dominicana).
santosemili@gmail.com
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