REFLEXIONES EN EL CAMBIO #26
El gobierno y la Junta Centra Electoral (JCE) están cometiendo un grave error estratégico, al sumarse a los corifeos que buscan destruir el sistema de partidos a pesar de que éste, con sus taras y falencias, es el principal sostén de la democracia que tenemos hoy. Precisamente, de las organizaciones políticas han surgido los movimientos sociales más importantes de los últimos 60 años de nuestra vida republicana.
¿Qué se busca con tratar de acallar al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), que incluso en crisis sigue siendo la herencia gloriosa de los años de lucha por la construcción de la democracia y es la obra fecunda del inmenso Peña Gómez?
¿Por qué se desea borrar las huellas de Balaguer tratando de hacer desaparecer al Partido Reformista Social Cristiano (PRSC)?
¿Por qué se busca sacar del juego al líder político más importante del país, Leonel Fernández, negándole los recursos que le tocan a la Fuerza del Pueblo?
¿Cuáles son las razones valederas para tratar de ahogar a 20 partidos minoritarios, que dependiendo del nivel de elección representan hasta el 20 % de los votos del electorado nacional?
El pluripartidismo ha afianzado la democracia, ha fortalecido las libertades públicas y le ha dado la oportunidad al liderazgo alternativo de nuestras comunidades. ¿Por qué se pretende diezmar al Bloque Institucional Socialdemócrata (BIS), único partido fundado por Peña Gómez, y al Partido Quisqueyano Demócrata (PQDC), obra de Wessin y Wessin?
¿Cuál sería la razón valedera para aminorar la influencia del Frente Amplio, donde se agrupan y unifican importantes grupos de izquierda nacional que han apostado por la participación democrática en vez de por las armas? ¿Y qué justifica la desaparición del Partido Humanista Dominicano (PHD), fuerza moral que ha demostrado que los cristianos sí pueden hacer política?
Aunque se tengan diferencias con ellos, ¿qué se busca con querer silenciar la voz coherente de la familia Castillo desde la Fuerza Nacional Progresista (FNP)? ¿Por qué se quiere aniquilar la memoria de Jacobo Majluta, acallando al Partido Revolucionario Independiente (PRI)? ¿Por qué se desea destruir el trabajo tesonero en el lejano sur de Peguero Méndez desde el Partido Popular Cristiano (PPC), organización fundada por Rogelio Delgado Bogaert?
¿Qué ganan el gobierno y la Junta Central Electoral destrozando al Partido Acción Liberal (PAL), único partido presidido por una mujer, Maritza López de Ortiz?
¿Para qué deshacer a uno de los más viejos partidos, ¿el Partido Demócrata Popular (PDP), fundado por el contralmirante Luis Homero Lajara Burgos y dirigido hoy por Nelson Didiez?
¿Por qué negarle el derecho a crecer al Partido Cívico Renovador, de Zorrilla Ozuna? ¿Por qué trabar el sólido trabajo que realiza Pedro Corporán desde el Partido Unidad Nacional (PUN)? ¿Por qué limitar al Movimiento Democrático Alternativo (MODA), con el esfuerzo e inversión cuantiosa realizadas en él por su presidente, Emilio Rivas?
¿Por qué cortar las alas al renovado al Partido Nacional de Voluntad Ciudadana (PNVC), encabezado por Juan Cohen, reminiscencia del viejo Partido Nacional de Veteranos y Civiles? ¿Por qué disminuir la mano solidaria de Luis Acosta Moreta con la Unión Demócrata Cristiana (UDC) ¿Por qué evitar que el liderazgo higüeyano del veterano Amable Aristy desde el Partido Liberal Reformista (PLR) se pueda expandir por toda la geografía nacional?
¿Por qué negarle el derecho de acceder a recursos mínimos al Partido Socialista Verde Dominicano (PASOVE) o al recién reconocido partido Patria para Todos, integrado por prestigiosos profesionales, como quien lo encabeza, Fulgencio Severino? ¿Por qué no proceder con la necesaria reconsideración e inclusión del Partido Demócrata Institucional (PDI), de Ismael Reyes y de los movimientos municipales actualmente reconocidos como organizaciones con plenos derechos en el sistema de partidos?
No le encuentro lógica alguna a la falta de solidaridad en este caso del propio Partido Revolucionario Moderno (PRM), para con sus fieles aliados, hoy en el gobierno, como es el caso del Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD), fundado por el nunca olvidado Hatuey Decamps, la Alianza por la Democracia (APD), presidida por Max Puig y el pujante partido País Posible, de Milton Morrison.
Como no actuamos de igual manera, saludamos y nos alegramos de que estén incluidos entre los ya beneficiados por las resoluciones de la JCE el partido del actual presidente del Senado, dominicanos por el Cambio (DxC) y Al País, de Guillermo Moreno.
Este arcoíris de colores, de siglas es la muestra más palpable de la madurez que ha alcanzado nuestra Democracia, querer traer por los cabellos de nuevo el Bipartidismo es desmejorar la calidad de democracia que disfrutamos hoy y retrotraernos a épocas ya superadas donde solo dos opciones controlaban el quehacer político Nacional.
El gobierno y el Partido Revolucionario Moderno (PRM) deben saber que aquí nadie gana solo unas elecciones, mucho menos ahora que se necesita el 50% más uno de los votos para llevarse la presea. No nos deben obligar a hacerle oposición radical a un hombre noble y lleno de buenas intenciones cómo lo es el presidente Luis Abinader. Mucho menos deseamos poner trabas para el proceso electoral venidero al Pleno de la actual JCE, integrado por gente honesta y competente que, a nuestro criterio, tomaron una decisión errada que los desconectaría de la mayoría casi absoluta de los partidos, pieza fundamental para que ellos puedan salir airosos de las delicadas responsabilidades puestas sobre sus hombros, entre ellas las de organizar las primarias y las elecciones venideras de manera transparente.
No duden que las masas no son de nadie, ni de líderes ni de organizaciones, que no existen fidelidades ni permanentes ni absolutas y el que así no lo quiera ver, lo remito a los hechos: el PRSC fue sustituido por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que nos gobernó 20 años, y al «glorioso PRD», «el buey que más jala», se le migró su militancia hacia el PRM y hoy son los inquilinos del palacio.
Por la sinrazón que veo desde una parte del gobierno, desde la JCE y desde una sociedad civil que aplaude a su particular conveniencia promoviendo la desaparición del sistema de partidos, en función de lo que pueden auspiciar con tan imprudente acción, les hago la siguiente recordación de las palabras de Don Pepe Figueres, ex presidente de Costa Rica, a su estimado y protegido José Francisco Peña Gómez, ante las radicales diferencias de éste con el doctor Balaguer (y ahí están los resultados): «Peña, si tú le cierras la puerta, ábrele la ventana.»
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