Redacción (RT.com).- Durante décadas los neurocientíficos han descrito la red neuronal y mapeado las regiones del cerebro especializadas en el lenguaje, pero los estudios se habían limitado a personas angloparlantes. Ahora, sin embargo, investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) demostraron la existencia de una «red lingüística universal» en hablantes de 45 lenguas, un hallazgo que podría revelar los procesos cognitivos que subyacen a todo el lenguaje hablado.
Con el fin de comprobar si las propiedades esenciales de la red lingüística (como la selectividad, la localización o la lateralización izquierda) eran similares entre personas no anglófonas y angloparlantes nativos, los investigadores analizaron imágenes cerebrales de dos hablantes de 45 lenguas pertenecientes a 12 familias lingüísticas distintas.
Trazando el mapa de la «red lingüística universal»
Durante las pruebas, los científicos escanearon los cerebros de los participantes con imágenes de resonancia magnética mientras leían o escuchaban 27 pasajes de ‘Alicia en el país de las maravillas’.
Asimismo, pidieron a los participantes realizar tareas cognitivas que no activaran la región cerebral a cargo del lenguaje, como resolver problemas matemáticos, con lo que lograron distinguir la red lingüística de otras áreas.
Luego de analizar las imágenes, los expertos descubrieron que las redes neuronales activadas se encontraban aproximadamente en las mismas regiones cerebrales y tenían la misma selectividad que los cerebros de los hablantes nativos de inglés. Además, comprobaron que las áreas lingüísticas frontales y temporales, que se activan simultáneamente en la población angloparlante, se sincronizan de la misma forma en todos los casos.
No obstante la estructura general de la red lingüística es similar, los académicos advirtieron la existencia de cierta variación entre los individuos; sin embargo, indican que estas diferencias también se observan típicamente entre hablantes de distintas variantes del inglés.
Una nueva área por explorar
Según explicó Evelina Fedorenko, coautora de la investigación, los resultados son fundacionales y abren la puerta para comenzar a estudiar diferencias específicas entre los hablantes de lenguas que se estructuran y tienen características distintas.
Por ejemplo, señaló la experta, ahora podrían enfocarse en las variaciones entre idiomas en los que el orden de las palabras determina el sentido de la oración, como el inglés, y aquellos con una sintaxis más flexible, como el ruso.
Del mismo modo, apuntó, cabría explorar si los hablantes de lenguas tonales, como el mandarín, que utilizan diferencias de tono en las sílabas para dar distintos significados a las palabras, tendrían una red neuronal con vínculos más fuertes con las regiones cerebrales auditivas.
El resumen de la investigación fue publicado recientemente en la revista Nature Neuroscience.
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