Por Sigfredo Frias
Cuando estudiamos, lo hacemos con la intención y el deseo de superarnos, mejorar las condiciones socio-económicas propias y familiares, además, de servirle a la patria y honrar a nuestros padres de manera especial. También, honramos la comunidad a la que pertenecemos y deseamos que reciba la satisfacción de un hijo que se supera y aportará al desarrollo de la misma.
Estudiar cualquier carrera que sean parte de las ciencias agropecuarias (Medicina Veterinaria, Agronomía, Zootecnia y cualquier variable afín) representa sacrificios, dedicación y mucho esmero; más aún, cuando la mayoría de sus estudiantes proceden de los estratos y quintiles menos agraciados de nuestra sociedad y la que los vio nacer.
En sus pensamientos y acciones se establece el concepto de SUPERACIÓN, de trabajar con MUCHA PASIÓN – para y con los productores- que son su blanco y objetivo de servicio final. Dedican sus madrugadas, días soleados, lluviosos, fríos y calientes, para estar presentes en sus predios agrícolas o en sus granjas.
Lo hacen, desde a pies, pasando por transporte en animales, bici, motocicletas, vehículos buenos – y en la mayoría de los casos- destartalados, públicos, estatales o privados, sin combustibles o aportando de su escuálido salario.
No todo es perfecto, también entre nosotros tenemos individuos que pudiéramos considerarlos como verdaderos ZÁNGANOS y OPORTUNISTAS; son producto de la diversidad del comportamiento social humano y sus derivados, NO APORTAN NADA. ¡¡¡Por suerte, es una minoría pírrica que no goza de la admiración de los demás ni de sus gremios!!!
Estas debilidades, vulneran nuestro estatus laboral y consideraciones de respeto a nuestra clase, a nuestra labor y a los aportes que podemos concretar a las transformaciones que ameritan nuestros empleadores y el desarrollo armónico y crecimiento sostenido.
El retardo en el manejo tecnológico, la escasa lectura especializada y/o actualizada, el costo de estas herramientas de crecimiento, la falta de inversión estatal en los renglones de investigación-educación en escuelas y universidades agropecuarias, el deterioro de los procesos enseñanza /aprendizaje, minimizan la visión y alcance de nuestras carreras o profesiones.
Debemos también tener en cuenta, a los profesionales que hacen estudios especializados en escuelas y universidades extranjeras, que llegan cargados de conocimientos y muchísimo entusiasmo iluso, pero chocan con el muro de la desilusión cuando, ni el estado ni la sociedad lo valoran en su justa dimensión.
Esas cabezas bien amuebladas se nos van o se nos frustran cuando ingresan al repetitivo ciclo de hacer lo mismo con los viejos patrones y modelos obsoletos IRROMPIBLES. Por demás, nos pensionan con pagos indignos y sin seguros Médicos, cuando más lo NECESITAMOS…
Otro ingrediente que genera pobreza, preocupación y cambia nuestro porvenir, es la actividad política partidista sin planes ni proyectos al asumir el control y dirección del estado. No importa el grupo político ni su ideología, nos impactan de manera NEGATIVA …
Genera disgustos, cuando sientes que eres sustituido por personas que no han dedicado el tiempo ni los estudios específicos para desempeñar funciones COMPLETAMENTE ESPECIALIZADAS y objetivas. Sabiendo nosotros y todo el mundo, que, al fin y al cabo, somos los controles necesarios para mantener sanos, sus cultivos, sus crías y sus tierras.
No es justo que productores, comercializadores, ganaderos, agricultores, jueguen el rol que deben jugar los especialistas y técnicos encargados de generar y mantener programas, ideas, proyectos que defiendan y garanticen la debida calidad y cantidad productiva para el consumo y actividad mercantil, tanto en el mercado local como en las exportaciones; lo correcto, CADA UNO EN SU LUGAR.
Desde luego, no veo mal que participen en programas de extensión, investigación y difusión en conjunto con los profesionales especializados, repito. Sus ideas y experiencias acumuladas por una dilatada práctica diaria resultarían benéfica para insertar nuevos paradigmas a la producción agropecuaria y al comercio.
Resulta díscolo y contradictorio que los mismos personajes que promueven la práctica de extranjeros ilegales en nuestro país y sus predios, sean los mismos que estén dirigiendo la política agropecuaria nacional; si, los mismos que nos impiden entrar a sus haciendas cuando tienen cosas que ocultar o se quejan de que no servimos para nada.
Lo peor, saben de las DEBILIDADES ECONÓMICAS y SOCIOPOLÍTICA de nuestra clase, que tiene muy poca influencia en direcciones ejecutivas del sector en cuestión, que dependen de un salario y están obligados a CALLAR y SUFRIR EN SILENCIO COMPLICE, algunos por oportunismos en busca de puestos y favores, pero la mayoría, por miedo a perder su sustento. Y esto es una verdad incómoda, pero incontrovertible…
El autor es presidente Colegio Dominicano de Médicos Veterinarios (COLVET)
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