Por: José Francisco Peña Guaba
Reflexiones en el cambio #4
No importa cuánto lo neguemos ni lo queramos ocultar, las diferencias sociales son una realidad palmaria en nuestra sociedad y, si hay algo que marca esas diferencias, particularmente las económicas, es precisamente la pandemia del Covid 19. Eso sí, con tal de «pasarla bien» cada quien hizo lo suyo y se alegró con lo que disponía, en esta suerte de «mala racha» que nos dejó el 2020.
Las medidas restrictivas tomadas por el gobierno en el decreto 740-20 «sorprendieron a toda la población» poniéndola en «para» horas antes de la festividades del Nuevo año y cada clase, la alta, la media y la baja lo asumió de diferentes maneras. Lo explicaremos utilizando nuestra jerga local pa’ que nos entendamos…
Las tres clases «le subién lo vidrio» al gobierno porque estaban en «quille», entendiendo que la «macó»: para todos el «presi» se había «pasao de contento», y por estar «en coro» con los médicos, nos había «dañao el maroli» a todos.
Los de arriba, que tienen «cómo resolvé», lo tomaron más «chilling», cogiéndolo «easy», pero poniéndose a millón «a lo callao» para armar cómo pasarla «happy», porque como «popis» al fin, entendieron que «eso no’ta'» de pasarla mal y «abrieron ga pa’…» Romana y Punta Cana, porque allá «‘eh que prende».
Mientras, la clase media, que no tenía recursos «pa’ coge pa’lla», pero que «no cojien corte» y » brisiao» sus integrantes «se pusieron» «para pasarla cool», bien «nítido» hasta las 5:00 am, en » cotorra full», en fiesta «encendía»… dentro de las casas, porque eso de estar «manso» y «no pasarla chevere» «ta’ chicle». Así que «en coro», «pa’ no anda freakout» en la calle, cosa de que un «poli cundió» de problema «se pase de maquillaje», en «quille» por el servicio asignado y mande a cualquiera «prendío» o «juquiao» o como sea «pa’la chirola».
Los de abajo, estando «en olla y sin patrocinio», al ver que «eso ta’ metrico», se dispusieron también a hacer lo suyo diciéndole al gobierno que después de 9 meses de encierro , «tá fuelte» quedarse encerrado en plena navidad, «te la comiste», así que «no ‘toy en ti», «ta to, dame banda loco» que «vamo en bacanería», en «chuquiteo», con mi «bro», con «lo mío», «pa’ la calle en teteo», con la «pampara prendia» y «trucho» como buen «wawawa», » emperrao» con el «grillo» o con «mi loca» al lado y su «frecosa en mano», en » yagalosky» con los de «arriba», que se «guayaron» pensando que este país es de ellos.
Llegó el 31, los «jevitos ya en la región Este están» pero «pa’llá» también cogieron las «chapiadoras» y los «gustanini», «to’ racing», para pasarla «suave que e’ bolero», tal vez en el caso de estos con poca » grasa en el bolsillo» pero suficiente para hacer el «bulto», porque » tumba eso» de quedarse en la capi «en sofoque», «lleno de odio», prefiriendo ser «segundero» de los que están «fríos» (los ricos) en esta sociedad y así » llegale» a un «viejebo» que se convierta en «templo» o «sugar daddy», sobre todo si se sabe «que es una máquina», en el caso de alguna mujer operada y en «pinta». Mientras el «popismo» se instaló en hoteles y villas, «se hicieron lo’ loco» con el decreto presidencial, pues «pa’ que sirve eso, yo no me comí lo libro pa’ se un añemao», de manera que «presi ponte cloro» con nosotros y «no me la monte», » no me haga cocote con eso del covi, que no cojo muela con mi 31″.
El 31, la clase media armó «su fiestón pa’ amanece» en la casa «sacándole los pies» al toque de queda. «Eso ta’moca mi creizi, quedarse tranqui», porque los dominicanos somos unos «montro», le buscamos «la vuelta a’to», de manera que se «quedan pa´manece» en coro y «salién a la 5:00» de las covifiestas de fin de año.
En los barrios, en parques, calles y callejones «no le compraron cuento a nadie», porque «¿cuál es la versión?» y se fueron «en serrucho» a «bebé», en abrazos y besos la mayoría sin mascarilla, saludándose de «klk mi hermano», «qué lo que tu monta», y «en ligue full» disfrutaron no sin la presencia de algún «popiwa » que se quedó aquí porque «se siente mejor ahí» en los barrios, además porque «cotiza» mejor para fines de «llegale» en ese ambiente que a las «aceitosas» de su clase.
No importa si son de arriba, del medio o de abajo, «to’ el mundo» busca la forma de pasarla bien. Cuando al dominicano «se la ponen difícil», «ahí e que prende», poniéndose «creativo». Todos de igual manera trataron de salir «jarto» y «ajumao», una gran parte «alitraneao». Para llegar a su destino uno que otro «afrentoso» estuvo dispuesto «a peliá con la autoridad» y siempre algún «agentao» decidido en su borrachera a bajarle «raya «a un guardia» en cualquier retén que se lo encuentre, buscándose por «bultero» un problema ya que se sabe que «e’to policía no le cogen corte» ni a generale» y se lleven a cualquiera a terminar de pasar su «juma pal cuartel».
El dominicano, resuelto «a que nadie le dañe su artitaje del 31», hizo de todo. Así lo demostraron no importando, irresponsablemente, si ponen en riesgo su vida y la de los demás. En casas, en callejones, en cualquier instalación o en las calles, «en control de la avenida», no importando las clases sociales ni la educación, ocupación u oficio, salieron «abombaos», «bebío» y «apechurrao», sin protección, porque así estaban «agüevaos». «Agalluses», «arrancaos» o «atronaos», «tigueres» o «chimichurris», «bicuis» y «allantosas», «toletes» o «saltapatras», «chiviricas» y «bragueta alegre», «come boca» o «despeluñao» , todos los «panas», o sea, «titirimundachi», sin importar que fueran «tutumpotes» o estuvieran en «prangana», incluyendo hasta los «pijoteros», todos salieron a demostrar que un dominicano «que no eh´paja de coco» en eso de «difruta», no hay quien lo pare, «ni gobierno ni coví».
De las secuelas que saldrán de estas actividades, ante acciones tan irresponsables solo nos resta decir: ¡Qué Dios nos agarre confesados! Todos debemos entender que, aunque no lo queramos, hasta el 10 de enero –por lo menos según el decreto– ¡no deberá haber más «chuquiteo», «molineo» ni «teteo»!.
(El autor es dirigente político residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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