A Pleno Sol
La política exterior dominicana tiene que ser manejada con la mano de un diestro cirujano que utiliza bisturí de rayos laser. Se tiene que caminar por el sendero estrecho de exigir respeto a la democracia y los derechos humanos, y de no caer en la intervención en asuntos internos.
La política está tachonada de simpatías y de amagos ideológicos que ya se esfuman. Cada país tiene su forma de ver la democracia, y cada gobernante ejerce su mandato de acuerdo a sus circunstancias. En ocasiones los pueblos padecen los gobiernos que se le imponen, no los que quieren y merecen.
Los pueblos latinoamericanos han sido víctimas de los dictadores de sable o de los déspotas ilustrado, que en base a imponer el poder de las botas y el silencio de los cementerios, han conculcado todas las libertades democráticas.
Las grandes potencias, en especial los Estados Unidos, fueron los responsables directos de casi todos los gobiernos dictatoriales del continente, incluyendo nuestra República Dominicana. Cuando se habla de violaciones a las libertades democráticas, hay primero que ver con que tinta se escribió el mensaje.
En las últimas semanas se ha notado un accionar vanguardista de las relaciones internacionales de la República Dominicana, y esa acción tiene que llevar a la meditación. Debe el gobierno tener mucho cuidado de emitir conceptos que se puedan interpretar como injerencias en asuntos internos de otros países.
Hay casos muy específicos que van desde Venezuela, Nicaragua y Haití. Lo mejor que podría hacer el gobierno dominicano es mantenerse neutral en estos casos, y de esa forma ser un agente de mediación, si el caso lo ameritara.
En las recientes elecciones de Nicaragua, la posición del gobierno dominicano fue de rechazo inmediato al proceso electoral. Si se tienen relaciones diplomáticas con Nicaragua, es temerario emitir esa penalización de forma unilateral. En todo caso, esa posición solo debería ser externada en los debates de los foros internacionales.
Con Venezuela también se puede considerar que en vez de levantarse como un ente moderador, el gobierno ha tomado posiciones que en ocasiones se pueden interpretar de enfrentamientos al gobierno de Nicolás Maduro.
Las intervenciones, sean verbales o militares, siempre son odiosas. Los dominicanos padecimos dos intervenciones militares de los Estados Unidos en el pasado siglo, y sus secuelas inmediatas fueron la imposición de regímenes de fuerza y dictatoriales.
La posición de las autoridades debe ser respeto estricto a la soberanía e independencia de cada país, sin intervenir en sus problemas internos, y en los debates de los foros internacionales hacer valer el derecho de cada pueblo a vivir en democracia y libertad. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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