A Pleno Sol
Hay que tener mucho cuidado con la privatización de servicios esenciales. En poder del sector privado podrían ser más eficientes, pero al mismo tiempo se crearía una situación de oferta y demanda que aumentaría tarifas y perjudicaría al pueblo.
Hay servicios esenciales como son la energía eléctrica, el suministro de agua potable, la salud y la recogida de basura, en los cuales el Estado se tiene que mantener como control de que se ejecuten y sean asequibles a la población.
Desde el Estado se puede ser un buen administrador, lo que se tiene que dejar a un lado es la política clientelista, de crear cargos para beneficios políticos y manejar en estatus de anarquía lo que es un bien colectivo.
Prácticamente todos los ayuntamientos privatizaron la recogida de basura, y eso no ha hecho más efectivo el servicio. En casi todos los municipios del país el primer dolor de cabeza de los síndicos es la recogida de basura. Ni la eliminan ni la cobran.
La privatización de la recogida de basura no ha logrado mantener a los municipios limpios, mientras que los ayuntamientos incumplen con la única responsabilidad que tienen todavía, debido a que casi todas sus funciones han pasado al gobierno central.
Con el nuevo pacto eléctrico, hay una parte que debe ser estudiada a fondo. Pasar al sector privado los cobros de la energía eléctrica, conllevaría prácticamente la desaparición de los subsidios.
A pesar de que no han podido ser corregidos los apagones, la energía eléctrica está subvencionada por el gobierno, y ello hace posible que las tarifas se mantengan relativamente bajas. Esa gracia casi obligatoriamente tendría que desaparecer en caso de que se pase a los capitalistas el servicio energético.
Hay organismos internacionales que plantean la necesidad de la eliminación del servicio en el sector energético, y que paulatinamente pase al sector privado. Puede ser que el Pacto Eléctrico sea una necesidad, pero entregar todo lo energético a los inversionistas talvez no sea el mejor de los caminos.
El subsidio energético se tiene que mantener, porque sería una gran caga social que se aumente la tarifa de acuerdo a los vaivenes del mercado. A la vista no hay razones para que el Estado se desprenda del cobro de la tarifa energética.
Otro punto delicado de privatización que se ve en el horizonte, es en la medicina. La entrega paulatina de seguros médicos básicos para recibir asistencia en los hospitales públicos, lleva a que el servicio se privatice.
A largo plazo se daría la situación de que para ser atendido en un hospital público la persona deberá tener un seguro médico. Hoy está garantizada asistencia gratuita en los hospitales sin necesidad de un seguro especial. Esta situación debe ser vista con atención, porque caminamos a la privatización de la asistencia médica.
La privatización de los servicios esenciales debe ser rechazada. Sería una distorsión que conllevaría a aumentos de tarifas y a exclusión de usuarios. El Estado debe cumplir con su rol de ser buen administrador y un ente eficiente. Los servicios esenciales no pueden pasar a la administración del sector privado. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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