Respecto a la necesidad de una reforma fiscal que mejore en alguna medida las condiciones de vida del pueblo procede reiterar que solo se lograría si la misma garantiza los siguientes objetivos:
1-Incrementar los ingresos estatales con impuestos directos a las propiedades y a las ganancias de las elites capitalistas.
2.-Reducir los impuestos al consumo.
3.-Eliminar la retención tramposa a cargo de empresarios inescrupulosos.
4-Erradicar las exenciones y exoneraciones innecesarias.
5.- Reorientar el gasto del Estado.
Ahora bien, reorientar con sentido de justicia el gasto público a partir de más ingresos y menos gastos dispendiosos, implica erradicar corrupción, suprimir privilegios y gastos innecesarios o no prioritarios: botellas, financiamiento a partidos, gastos injustificables de publicidad, pensiones privilegiadas, barrilitos, exoneraciones, exenciones, ARS, AFP, subsidios a negocios privados de educación, salud, transporte, ONG, fundaciones…
Implica también reducir las desigualdades en materia salarial, incluida las que discriminan a la mujer; eliminar todo lo parasitario y el derroche o mal uso de los recursos disponibles.
Implica mejorar a la vez la calidad o destino del gasto oficial, dándole prioridad al pago de la deuda social en salud, educación, alimentación, vivienda, salarios, pensiones, seguridad social, sanidad ambiental e infraestructuras fundamentales.
Adicionalmente, cuando se habla de reformas para disminuir la pobreza, procede eliminar la liberalización de los precios de los alimentos, medicinas y otros productos de primera necesidad; así como enfrentar la usura legal e ilegal, y ponerle fin a la especulación entronizada en la intermediación comercial.
La contrarreforma está instalada y hay que revertirla, no simplemente maquillarla o limitarse a cambiar lo ya insostenible, como ciertas exenciones y exoneraciones a empresas con altísima rentabilidad. Alerto además frente a cargas excesivas a sectores medios y empresas pequeñas y medianas
Insisto: no es cuestión de demagogia mercadológica como ya empezó a hacer Abinader, ni de ponerse a hablar lindezas sin precisar compromisos. Se necesitan definiciones en estos temas, las cuales siguen bloqueadas por un gobierno administrado por grandes empresarios y por organizaciones corporativas del gran capital, que ya iniciaron su nueva cruzada de resistencia, oponiéndose al pago de la deuda social que ellos mismos han auspiciado.
En un contexto así solo el pueblo movilizado, con una propuesta de reforma fiscal que reemplace el prolongado imperio de la contrarreforma tributaria y favorezca al pueblo empobrecido, podría frustrar la tranquila continuidad de lo que está establecido y la nueva fase la estrategia neoliberal o neoconservadora, o limitadamente pellizcada.
@narcisoisaconde
(El autor es dirigente político residente en Santo Domingo, República Dominicana).