Por Emiliano Reyes Espejo
Reportaje
Tras conocerse del ambicioso proyecto de construcción de viviendas Familia Feliz que implementa el gobierno en la capital y Santiago, con financiamiento del Banco de Reservas y el sector privado,-algo extraordinariamente bueno, según nuestro parecer- nos surge una interrogante válida y necesaria ¿por qué no se desarrolla un plan similar para construir 30 mil casas en las provincias y municipios de la zona fronteriza?.
Con la edificación de casas en la zona fronteriza, el Estado contribuiría a frenar la emigración a las grandes urbes de los habitantes de esos territorios- que se están despoblando-.
Por eso planteamos ir pensando en la necesidad de convertir a las provincias de Pedernales, Dajabón, Elías Piña, Bahoruco, Montecristi, Independencia y Santiago Rodríguez en un «cinturón del progreso, muralla del dominicanismo».
Transformar este litoral que se le ha llamado «zona especial de desarrollo», en sede de grandes urbes dotadas de todos los servicios que existan en las principales ciudades del país (agua potable, transporte, electricidad, salud y educación, entre otros).
Hay que aunar esfuerzos para convertir estas provincias y municipios en polos de desarrollo para que no expulsen a sus habitantes, sino que logre producir todo lo contrario, hacer retornar a sus terruños desde donde se encuentren, aquí en el país o en el exterior.
Una iniciativa de tal magnitud, es obvio, no podrá ser producto de una sola gestión de gobierno. Debe imponerse por tanto «un gran pacto por el desarrollo fronterizo» en el que se comprometan los principales actores del espectro político nacional, el empresariado consciente y las organizaciones de carácter social y desarrollo humano.
Estos estamentos y el gobierno de turno deberán pues, trazarse un programa de realizaciones a seis años y crear un fondo económico especial destinado a financiar dichas viviendas y proyectos, o sea, orientar un % del PIB para estos fines.
La sugerencia está dirigida a revertir la actual situación que viven los habitantes de esta vital zona del territorio nacional y con ello frenar una serie de males que hacen cada día más vulnerable este intrínseco y estratégico territorio de la Patria.
Además de la construcción de viviendas, el plan debe contemplar, concomitantemente, una estrategia de desarrollo fronterizo que se enfocaría en:
-Fomentar la creación de parques industriales y empresariales (zonas francas internacionales) a las cuales se les construirían proyectos de viviendas para obreros cercanos a los mismos.
-Instalar extensiones del INFOTEP en las provincias y zonas fronterizas para formar los trabajadores y capacidad técnica que demandarán las empresas que se instalen en la zona.
-Construir «super-carreteras» que conecten estos parques industriales con puertos de exportación y los aeropuertos más cercanos.
-Construir aeropuertos que puedan servir para la conexión nacional e internacional a los inversionistas que se instalen en los parques industriales.
-Garantizar que las viviendas de los proyectos habitacionales que se construyan cuenten con patios para huertos, áreas verdes, jardinería, guarderías infantiles y parques de recreación.
-Incentivar las áreas de atractivos turísticos que existen en la frontera.
-Crear las condiciones para trasladar a las tres cuartas partes del Ejército Nacional para las provincias fronterizas (construir proyectos de viviendas para alistados y oficiales; dotar de porciones de tierra cultivable para los militares que residan en la zona, garantizar a los hijos de estos militares acceso a salud, una buena educación y formación técnica, etc.).
-Que el Gobierno otorgue incentivos especiales para financiar familias dominicanas de más de cinco miembros que vivan y críen sus descendientes en esta zona.
-Lograr que el Ministerio de Cultura realice un vasto programa de incentivo al desarrollo cultural, mediante el fomento del teatro, la danza, el merengue, el cine, la pintura, etc. entre los jóvenes de estas demarcaciones.
-Desarrollar un programa de reforestación y recuperación de fuentes acuíferas (ríos, lagos, etc.) para revertir los efectos de la desertificación progresiva que nos viene desde el vecino Estado de Haití.
-Lograr que el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel) desarrolle un plan de contención en la frontera, mediante incentivos a radiodifusores que deseen instalar sus emisoras en provincias fronterizas, como forma de contener la penetración de las radiofrecuencias de emisoras haitianas.
Desde hace cierto tiempo la Zona Fronteriza enfrenta un progresivo deterioro que se ha ido agravando en los últimos años fruto, tal vez, de la indiferencia del Estado frente a esta situación, pese a que se conocen muy bien estos hechos, ya que incluso se ha motivado la aprobación de leyes de incentivos empresariales.
También, existen estudios muy bien ponderados realizados por organizaciones no gubernamentales y el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD) así como censos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) que describen un panorama nada halagüeño y abandono del territorio por parte de ciudadanos dominicanos.
El escenario resulta preocupante, en razón de que, en la medida que los dominicanos abandonan los territorios de la zona fronteriza, estos son ocupados por ciudadanos haitianos, los cuales se arraigan en las áreas de los negocios, las viviendas y la compra de tierra para desarrollar cultivos.
Se sabe que algunos gobiernos han propiciado iniciativas en las provincias fronterizas. Pero no es ni ha sido suficiente.
Al parecer los planes no han cubierto la magnitud del problema y se requiere algo más. Los parámetros socioeconómicos que se viven en la zona son más que elocuentes.
Por ejemplo, «la proyección de la población residente en la Zona Fronteriza asciende a 500, 460 habitantes, equivalente al 4.75% de la población nacional (ONE 2021) con una densidad poblacional de 46.24 habitantes por kilómetro cuadrado, muy por debajo del promedio nacional de 216.3 habitante por kilómetro cuadrado», según señala el Observatorio Territorial de Arquitexto, una entidad privada, en su artículo «Una mirada especial a la Zona Fronteriza».
«Estos registros-agrega la entidad- evidencian una disminución histórica de la cantidad de habitantes residentes, la cual es el resultado del bajo crecimiento demográfico. Las condiciones económicas y sociales propician la salida de la población joven productiva.
Resalta que tradicionalmente, la zona ha registrado altas tasas de migración intercensal, con una pérdida neta de 9 habitantes por cada mil, que la caracteriza como territorio expulsor de población hacia zonas más desarrolladas».
«Igualmente, los hogares tienen un limitado acceso a los servicios básicos. Seis de cada 10 hogares no disponen de agua potable dentro de la vivienda, y aproximadamente el 90% no recibe agua de forma continua las 24 horas del día. Además, 5 de cada 10 hogares no poseen inodoros, y de los que tienen, solamente el 8% está conectado al alcantarillado (ENHOGAR 2018)».
Arquitexto explica que: «Las condiciones de hacinamiento y la limitada disponibilidad de servicio de agua potable y alcantarillado sanitario prevén un mayor prevalencia de enfermedades infecciosas, en particular las transmisibles asociadas a la gestión inadecuada del recurso hídrico, como es el caso del dengue. En su variante hemorrágica, es la enfermedad de mayor prevalencia en el territorio fronterizo (MSP 2019)».
Ante una situación así, cualquiera «se larga» y abandona su terruño querido.
Zona especial de desarrollo fronterizo
«El primero de febrero del año 2001 fue aprobada la Ley número 28-01 que estableció una zona especial de desarrollo fronterizo», mediante la cual se otorga un incentivo a la inversión privada diferenciado para la zona especial de desarrollo fronterizo.
«A 3 años de la expiración del régimen especial, se encuentran en operación 81 empresas, generando aproximadamente 6,400 empleos y más de RD$18,000 millones en ventas», según apunta un estudio del MEPyD.
En ese tenor, la entidad Arquitexto destaca que «veinte años después (de la Ley) es buen momento para mirar con especial atención esta superficie estratégica del territorio nacional con la finalidad de poner en evidencia la situación de su gente, destacar las necesidades que la acompañan y divulgar las fortalezas que pueden encontrarse en este territorio destacado en la Carta Magna, priorizado por la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030».
Añade: «Y lamentablemente olvidado, no por su cercanía a la línea que nos separa de la República de Haití, sino por la lejanía de las siete provincias que la componen con respecto al centro político, administrativo, social y financiero de la República Dominicana».
Por tanto, se hace imperativo que el Estado, los empresarios y sectores de buena voluntad desarrollen planes para revertir la situación descrita, adoptar medidas que impidan que los habitantes de las provincias y municipios fronterizos sigan emigrando para venir a las grandes ciudades (Santo Domingo, Santiago, etc.) a integrar los deplorables cordones de miseria existentes.
ere.prensa@gmail.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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