Por Javier Molina Pagán
Como educador que soy, 23 años en el Departamento de Educación, entendemos y conocemos bastante lo que es el desarrollo de un currículo.
Los valores no se legislan, los valores son universales. Lo que nosotros podemos legislar para el Departamento de Educación, es darle garras y fuerzas a la ley para que se implementen enfoques curriculares basados en las necesidades apremiantes de nuestros estudiantes que repercuten en la formación de un individuo capaz de competir en la sociedad.
Antes de los de los años noventa, se conocía con el nombre del Departamento de Instrucción Pública, donde la única función principal de la escuela era educar académicamente a nuestros estudiantes. El cambio de nombre significa la responsabilidad mayor que tiene el estado en promover el desarrollo integral del individuo.
Hoy tenemos que integrar los valores, claro que sí. El currículo transversal nos da el espacio para nosotros poder tocar lo que son los temas de equidad de género, lo que es el tema del ambiente, lo que es el tema de la tecnología y diferentes temas que tenemos, que se van integrando y desarrollando durante la vida estudiantil.
El estado no tiene que entrar en cuestiones donde quien verdaderamente sabe cómo va a criar y va a educar a sus hijos es la familia. Lo que tiene que hacer el Departamento de Educación y los legisladores, es respetar las creencias de los demás, a las personas tal como son y que no se promueva discriminar a las personas por la cuestión de identidad de género, equidad o perspectiva. Hay que entender que estos tres conceptos son tres términos completamente diferentes.
(El autor es educador puertorriqueño y candidato a senador por el gubernamental Partido Nuevo Progresista (PNP).
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