El aumento mundial de los casos y muertes por la pandemia Covid-19 ha obligado a los gobiernos a echar atrás algunas iniciativas de flexibilizaciones complacientes debido a los rebrotes de casos surgidos con la aparición de las cepas del virus en Inglaterra y Brasil.
Esas flexibilizaciones se están revisando a la par con la implementación del proceso de vacunación que busca frenar la embestida del letal virus.
Italia, Estados Unidos, España, Francia, Inglaterra, Turquía, Polonia, Alemania, figuran entre las naciones que volvieron a reeditar las estrategias sanitarias para salvar la vida de sus habitantes, después que reabrieron parcialmente sus economías, el turismo, los vuelos internacionales, las escuelas y lugares de esparcimiento.
Iguales actitudes han adoptado los países del Medio Oriente, Asia, África, Rusia y América Latina. La razón es obvia: la aparición de las cepas contagiosas del Covid-19 en el Reino Unido, Brasil y otras naciones amenaza con más rigor a la humanidad.
Según el recuento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al momento de escribir este artículo, en el mundo se han registrado 132 millones de infectados y las defunciones ya son 2.87 millones de almas.
Se trata de un panorama sombrío, aterrador, que arrastra resultados devastadores. Los hospitales de Turquía y Polonia se están llenando. Pakistán está restringiendo los viajes internos.
El aumento global de los casos y muertes incluye a Tailandia, que ha manejado los efectos de la pandemia mucho mejor que otras naciones, pero ahora pasa apuros para contenerla. Sus autoridades ordenaron nuevas restricciones para tratar de contener los contagios.
Las únicas excepciones a la situación, de acuerdo con los recuentos de la OMS, son países con programas de vacunación avanzados, básicamente Israel y Gran Bretaña.
Estados Unidos también está registrando un incremento de nuevos casos a pesar de que es un líder global en inoculación. Algunas ciudades volvieron a cerrar las escuelas y el acceso a los parques.
La Organización Mundial de la Salud advirtió que los contagios están subiendo en todas las regiones del planeta, impulsados por las nuevas variantes del virus y porque en muchos países la población dejó el confinamiento demasiado pronto.
En su actualización epidemiológica, el organismo explicó que en la última semana se reportaron más de 4 millones de casos de Covid-19. Las muertes se elevaron a 11 % en comparación con la semana previa, con más de 71.000 reportadas. El incremento de las infecciones, hospitalizaciones y fallecimientos se extiende a países en los que la vacunación está cobrando impulso.
Para los especialistas de esa entidad, eso hace que las perspectivas sean aún peores para gran parte del mundo, donde los programas de inoculación a gran escala siguen siendo una realidad distante.
Uno de los pueblos más afectados es Turquía, donde la mayoría de los casos nuevos de coronavirus están relacionados con una variante detectada por primera vez en Gran Bretaña.
En Estados Unidos, el presidente Joe Biden esbozó cómo el gobierno federal planea ayudar al estado de Michigan, el más infectado de esa nación, a administrar mejor las vacunas que ya han sido asignadas al estado, así como ampliar la capacidad de pruebas diagnósticas y la disponibilidad de fármacos.
Brasil tiene el segundo registro de muertes en el mundo, con 347,000 y 13,4 millones de infectados, sólo superado por Estados Unidos con 561,000 muertos y 31.1 millones de casos.
En la ciudad de Sao Paulo han tenido que efectuar entierros nocturnos para poder lidiar con la demanda y se han usado autobuses escolares para transportar féretros. El ritmo de vacunación avanza lentamente, pues menos de 3 % de los 210 millones de brasileños (6,300,000) recibieron las dos dosis, de acuerdo con el portal de investigaciones Our World in Data (Nuestro Mundo en Datos).
Pakistán se encuentra en medio de una tercera ola de contagios, y sus gobernantes restringieron el transporte en las ciudades los fines de semana.
Polonia ha sufrido un incremento drástico de los fallecimientos y los hospitales se han visto obligados a rechazar a pacientes con cáncer y otras enfermedades debido a que las unidades de terapia intensiva y otras áreas están llenas de enfermos Covid-19. Los internamientos por coronavirus se han incrementado 20 % en las últimas dos semanas.
Puerto Rico, con 2, 9 millones de habitantes, tuvo que implantar nuevas medidas restrictivas contra la enfermedad, que incluye adelantar la hora del toque de queda y del cierre de los comercios, así como el próximo regreso a las clases virtuales, debido al aumento en la incidencia del virus en la isla.
La entrada en vigor de medidas se produce después que el Departamento de Salud de informó de 1.887 nuevos casos positivos de la pandemia y 2 nuevas muertes, lo que eleva desde que comenzó la debacle sanitaria a un total de 100,752 los infectados confirmados y 2,146 fallecidos.
República Dominicana, por igual, está adoptando los recursos pertinentes para proteger a las personas a través de un agresivo programa de vacunación que, sin lugar a dudas, está logrando el cometido contemplado por las autoridades.
Al momento de redactar esta entrega, tenemos registrados 257,186 casos de contagios, 3,385 defunciones y 216,020 personas recuperadas. Si restamos la cifra de recuperados a la totalidad de contaminados, entonces tendríamos 41,166 ciudadanos positivos al virus.
Si tuviéramos conciencia de lo que está pasando en el mundo con esta enfermedad, tuviéramos menores registros de fallecidos y de infectados.
Las infecciones y muertes continuarán mientras sigamos, como gallos locos, desobedeciendo los protocolos del uso de mascarillas, de mantener el distanciamiento social, irrespetando el horario del toque de queda, haciendo fiestas clandestinas, agrupándonos en las playas, colmados, galleras y otros lugares abiertos o cerrados.
Es la razón de administrarnos, sin ningún compás de espera, las dos dosis de las vacunas adquiridas por nuestras autoridades. Los ignorantes aún están a tiempo de salvarse de la peste. Después no griten, como el profeta Jeremías.
mvolquez@gmail.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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