David Adler/MLB.com
En el 2016, el año en el cual Juan Soto llegó al béisbol profesional, los Nacionales se ponchaban demasiado. No el equipo de Grandes Ligas. Toda la organización.
Así que el coordinador de bateo de ligas menores, Troy Gingrich, impuso una nueva regla en todo el sistema: cada bateador debe tener un plan para batear con dos strikes.
Soto, de 17 años, se tomó aquella orden muy en serio. Y así nació el plan de ataque con dos strikes más famoso en las Grandes Ligas hoy día.
“Todo empezó cuando estaba en la liga de novatos», recordó el astro dominicano en el Citi Field el pasado fin de semana. “Él llevó eso a toda la organización. Hizo que todos los muchachos tuvieran un plan y un estilo de bateo con dos strikes, al menos agarrar el bate más arriba. Empecé a agarrarlo más arriba, bajando mi postura y tratando de poner la bola en juego. Poco a poco, fui desarrollando mi swing con dos strikes. Desde el día en que empecé, me sentí genial”.
Una década después, la superestrella de los Mets sigue manteniendo esa mentalidad. Las batallas de Soto contra los lanzadores rivales se han convertido en leyendas. Puede tomar el control de un turno y quitárselo al pitcher como ningún otro bateador.
Y la forma en la que se para Soto es la base que le permite dejar salir su genio para batear.
Statcast ahora tiene disponibles los datos de la forma en la que se paran los toleteros en el home para cada bateador de las Mayores. Cuando ves a Soto, puedes notar la diferencia entre cómo se para para comenzar cada turno y cómo lo hace una vez que tiene dos strikes.
En su postura inicial, Soto pone su pie delantero hacia adentro y da un paso normal. Este swing genera su increíble poder a todo el terreno. Antes de Gingrich y sus instrucciones de adoptar un plan distinto con dos strikes, era el único swing que Soto conocía.
“Así era todo el tiempo. Con dos strikes, sin strikes”, recordó Soto. “Así solía ser yo”.
Pero ahora tiene una forma de pararse con dos strikes para complementarla. Soto se planta, con los pies cuadrados hacia el lanzador y planos sobre el suelo. Abre sus pies, baja su cuerpo y da un paso mucho más corto. Estas son sus señales para asegurarse de mantener su swing compacto, preparado para combatir los mejores envíos del pitcher hasta que pueda hacer contacto sólido.
“Cuando bajo así, se trata más de agarrar el bate más arriba, moverme menos y tratar de que mi swing sea más corto”, explicó Soto. “Esa es la mentalidad cuando estoy en dos strikes. Con el pie girado, puedo estar un poco más alto, levantar la pierna y todo. Pero cuando pongo el pie plano, el movimiento de la pierna es casi como si ni siquiera te levantaras del suelo. Hago eso para mantener las cosas simple”.
Cada parte de esa forma de plantarse en el plato tiene un propósito. Soto es extremadamente intencional en la caja de bateo. Eso le ayuda a ser el gran bateador que es.
Su característica postura con el pie delantero en ángulo hacia adentro, por ejemplo, una configuración que solo usan otros pocos bateadores, como Corey Seager. Eso se remonta mucho antes del plan con dos strikes de Soto, a cuando Soto tenía 14 o 15 años. Pero incluso el origen de esa particular forma de pararse surgió con un objetivo específico en mente.
“Empecé de esa manera antes de firmar al profesional”, reveló Soto. “Fue en uno de esos tiempos en los que sentía que estaba jalando todo. Así que estaba tratando de encontrar la manera de mantener mi cadera apretada y cuadrada hacia el lanzador. Estaba girando demasiado rápido. Un día, se me ocurrió hacer algo: empezar girando mis pies para poder mantener mi cadera en línea con el lanzador. Me funcionó, y seguí haciéndolo todo el tiempo”.
Ahora Soto es famoso por ser capaz de mantenerse firme contra cualquier lanzamiento y batear la bola con fuerza en cualquier dirección. El mapa de la ubicación de sus hits cubre todo el terreno, ya sea que esté bateando con dos strikes o menos.
A lo largo de ocho temporadas en las Grandes Ligas y cuatro equipos diferentes, Soto nunca se ha desviado de este estilo, el que aprendió en la liga de novatos. Ha utilizado, fundamentalmente, las mismas dos posturas durante toda su carrera en MLB.
Observa un turno al bate de Soto cuando tenía 19 años durante su temporada de debut con los Nacionales en el 2018, o cuando fue a la Serie Mundial en el 2019. La manera en la que para se verá más o menos igual que la del Soto del 2024 con los Yankees o del 2025 con los Mets.
Ha habido cierta evolución gradual a lo largo de los años, ya que ha modificado su postura para adaptarse a los cambios en el juego, especialmente el aumento de los “lanzallamas”. Los lanzadores de las Mayores en el 2025 no son los mismos que los pitchers del 2018. Soto sabe que sería una tontería no adaptarse.
«Hay más pitchers que lanzan a 100 \[mph] que cuando llegué a la liga”, aseguró Soto, riendo al recordar cómo era el juego ‘antes’. “Cuando yo llegué a la liga, recuerdo que probablemente había uno por equipo. Probablemente veías 100 mph una vez al mes. Hoy en día, hay tantos tipos lanzando 100, y poco a poco, tienes que cambiar la forma en que intentas llegarle a esos pitcheos”.
Así que Soto ha ajustado la posición de sus manos, bajándolas y acercándolas a su hombro trasero para empezar su swing más rápido, algo que otros cañoneros también han hecho, y Soto cita a sus compatriotas Vladimir Guerrero Jr. y Rafael Devers como ejemplos.
“Si ves a Vladdy, cambió sus manos de arriba a abajo, porque todo el mundo está lanzando muy duro. Devers, lo mismo. Sus manos, arriba, abajo”, detalló Soto. “Antes, todo el mundo podía tener sus manos en alto e intentar empezar desde allí”.
También está un poco menos encorvado en su postura de dos strikes, pero se hunde más con las piernas, lo que le ayuda a comenzar su swing de dos strikes – más corto – a tiempo para pegarle a los pitcheos más rápidos.
Pero los principios que generan su icónico swing se han mantenido igual.
Cambiar entre dos formas de pararse únicas – una para dos strikes y otra para menos – se ha convertido en una especie de arte perdido en las Grandes Ligas de hoy. Es cada vez más común que los bateadores intenten emplear el mismo “swing A” sin importar la situación.
Pero Soto cree que todos los grandes toleteros tienen un estilo distinto con dos strikes. El suyo es solo más visible. Y es tan bueno que no es un swing “A” versus un swing “B”. Son solo dos swings “A” diferentes: uno para generar poder, otro para hacer más contacto.
«Si le preguntas a cualquier buen bateador, hay muchos por ahí que no cambian su postura, pero cambian su mentalidad”, explicó Soto. “Esa es probablemente la razón por la que no ves a tantos (usando dos formas distintas de pararse en el home), pero definitivamente siento que la mayoría de los buenos bateadores tienen un estilo con dos strikes. Para mí, definitivamente tengo que cambiar mi postura y tratar de ser más corto, porque así fue que aprendí a batear con dos strikes. Ellos lo aprendieron de una manera diferente, lo hacen de una manera diferente”.
Para Soto, el enfoque mental se manifiesta físicamente en la posición que asume. Tiene una de las mayores diferencias entre dos strikes y menos de dos strikes de cualquier bateador hoy en día.
La postura de Soto tiene 40 pulgadas de ancho con menos de dos strikes; esa es la distancia entre sus pies. Abre eso a 45 pulgadas una vez que llega a dos strikes.
Mayor cambio en la separación de los pies, 2 strikes vs. menos de 2 strikes
Desde el inicio de la temporada 2024
– Lawrence Butler: 11 pulgadas más ancho
– Alec Burleson: 10 pulgadas más ancho
– Nolan Schanuel: 7 pulgadas más ancho
– Ryan Jeffers: 5 pulgadas más ancho
– Juan Soto: 5 pulgadas más ancho
La diferencia se debe a cómo Soto orienta sus pies en la caja de bateo. Cuando apunta con el pie hacia adentro y levanta el talón del suelo para comenzar un turno, eso estrecha su postura y le permite dar el paso para hacer su swing de poder. Cuando gira el pie hacia atrás para nivelarlo y lo mantiene plano sobre la tierra con dos strikes, eso ensancha su base y prepara su swing de contacto.
“Siento que tengo el mismo poder con dos strikes o antes de dos strikes”, acotó Soto. “Sólo siento que puedo impulsar la bola un poco más hacia el lado opuesto del terreno (antes de dos strikes). Definitivamente puedo darle con fuerza (cuando tiene dos strikes), pero siento que puedo llevarla un poco más lejos y probablemente controlar (el swing) un poco más antes de dos strikes. Y luego, cuando llego a dos strikes, solo trato de golpearla de esa manera. He bateado jonrones así, pero solo trato de poner la bola en juego”.
El cambio en la manera en la que se para también alinea a Soto ligeramente más con el lanzador. El ángulo de su postura es de 15 grados “abierto” con menos de dos strikes. (Es decir, su pie delantero está más cerca del borde exterior de la caja de bateo que su pie trasero). Su postura con dos strikes reduce ese ángulo a 9 grados. Es un cambio sutil, especialmente a simple vista, pero orienta a Soto hacia la filosofía que adopta con dos strikes: proteger el plato, fajarse contra cualquier envío, batear una línea hacia el centro o hacia el lado opuesto del terreno, o negociar un boleto.
“Sigo siendo agresivo”, siguió Soto. “Pero incluso con mi zona de strike, trato de hacerla un poco más amplia y trato de proteger más el home, en lugar de tratar de impulsar la bola más. Para mí, esa es la mentalidad”.
Volvamos a ese primer año en las ligas menores en el 2016, cuando Gingrich decidió que los jóvenes bateadores de los Nacionales necesitaban dejar de poncharse tanto.
En la primera temporada profesional de Soto – cuando todavía estaba desarrollando su estilo con dos strikes – terminó con 17 bases por bolas y 29 ponches (también bateó .368). Pero al inicio de su segundo año, ya estaba más cómodo. Comenzó a sumar más bases por bolas que ponches: Soto tomó 12 boletos y se ponchó sólo nueve veces en 32 juegos de ligas menores en el 2017, y 29 bases por bolas y 28 ponches en 39 juegos en el 2018.
Luego llegó a las Grandes Ligas. Y después de aprender a batallar en las Mayores siendo un adolescente, solo fue mejorando y mejorando. La disciplina de Soto en el plato es de otro mundo. Ha tomado más boletos que ponches en cada una de las últimas cinco temporadas, y lo está haciendo de nuevo en lo que va del 2025. En su carrera, incluso después de llegar a los dos strikes, Soto todavía se embasa en un tercio de sus visitas al plato, la mejor tasa de cualquier bateador desde el 2018. El bateador promedio de las Grandes Ligas lo hace en menos de un cuarto de las suyas.
“Mientras trabajaba para tratar de negociar más bases por bolas, eso me ayudó (la postura de dos strikes)”, confirmó Soto. «”Porque cuando llegaba a los dos strikes, no solo estaba haciendo swing y tratando de batear la bola lejos hacia el outfield. Sólo estaba tratando de poner la pelota en juego. Me ayudó a desarrollar la zona de strike que tengo ahora”.
Lo que ves ahora es la reencarnación moderna de Ted Williams, un bateador único en una generación cuyas dos formas distintas de pararse en el home – al estilo yin y yang – son el origen de todo.
“Estoy en un punto ahora mismo con mi cuerpo donde, cuando llego a dos strikes, es automático”, dijo Soto. “Sólo vas a hacer lo que siempre haces cuando tienes dos strikes”.
David Adler es reportero de MLB.com
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