A Pleno Sol
La apertura oficial de la campaña electoral, para las elecciones municipales, abre las compuertas de la pasión desbocada y desenfrenada de los partidos políticos. Hora es que el liderazgo ejerza todo su poder, para evitar choques violentos y que todo vaya en paz.
Las masas son amorfas, actúan de acuerdo a la prédica de sus principales dirigentes. Hasta ahora, la precampaña ha transcurrido en paz, sin violencia física, salvo los encuentros y ofensas verbales.
Una campaña política no es la prédica en una iglesia. Es normal que se den los choques de ideas, que lleguen las calumnias, que se amplifiquen noticias falsas, y que se ofrezcan perspectivas de triunfo, o de abultar lo que sería un tren de trabajo en caso de ganar.
La Junta Central Electoral debe vigilar paso a paso el desarrollo de esta campaña política, que en lo oficial es solo para las autoridades municipales, pero que de hecho abre la lucha proselitista a todo el espectro, y en especial a los candidatos presidenciales.
A cada paso que se dé que pueda terminar en hechos de violencia, la Junta se debe reunir con el liderazgo y exigir mucha moderación. Si desde ahora comienzan las trompadas, las elecciones presidenciales podrían ser parte de un encordado de lucha libre.
A poquito más de dos meses para la primera ronda electoral del 2024, se desconocen las propuestas de los principales candidatos. Nadie tiene un programa de gobierno creíble. Se exhiben proyectos, que en la mayor parte de los casos no se van a realizar.
Hoy es difícil poder decir cuál es la verdadera línea de trabajo de un síndico. En los últimos años los gobiernos centrales han tomado funciones que les pertenecen a los Ayuntamientos, y los alcaldes contentos, porque son fondos que no tendrán que destinar a bacheo de calles, acometidas, aceras, y otras pequeñas obras que ahora construye Obras Públicas.
La basura, una recogida imposible, es el gran dolor de todos los síndicos, desde el Distrito Nacional hasta el campo más remoto. Ni siquiera la contratación de empresas privadas para que hagan el servicio, ha salvado la situación. Pocos ayuntamientos pueden exhibir calles y barrios sin la acumulación de desechos putrefactos.
El pueblo espera que el liderazgo político nacional esté a la altura de poder maniobrar en una lucha ciudadana, donde las diferencias se tienen que combatir con ideas, y que solo el soberano, que es el pueblo, podrá decir el día de las votaciones quién ganó y cuál fue el perdedor. Alegría para celebrar el triunfo, y valor ciudadano para aceptar la derrota. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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