A Pleno Sol
La sociedad dominicana tradicional colapsó y está moribunda. El núcleo básico que permitiría diseñarla a futuro se encuentra sumergido en la vorágine de la disolución. Sin una familia fuerte, no hay grupo social que se pueda levantar.
La familia dominicana no fracasó, sino que recibió un golpe de muerte que no supo asimilar. Culpa fue y es de las diferencias sociales, el materialismo económico, la falta de oportunidad, la miseria extrema, el seguimiento incondicional de patrones extranjeros con ideas falsas y dañinas y el simplemente subsistir hoy, sin importar mañana.
Lo que desde el punto de vista humano y sociológico se puede interpretar y calificar de familia existe a duras penas en la República Dominicana. Ha surgido en los últimos años la condición mayoritaria de madre soltera. Una fase donde la mujer es abandonada por el marido y sola tiene que criar a sus hijos.
Para que cambie la sociedad, hay que rescatar a la familia. No tan romántica y dorada como en las novelas rosas, o las telenovelas, sino realista y trabajadora. De los que unidos en las buenas y las malas tratan de echar adelante a su pequeño núcleo y al país.
La familia tiene importancia, porque la formación básica de un ser humano está en el hogar. Si no existe ese entorno, entonces se estará levantando una mujer o un hombre sin pasiones ni emociones, y al cual solo le interesa subsistir, aún a costa del bienestar y la vida de los demás.
Sirviendo de impulso a los crímenes pasionales, surge ´la discordia primeriza originada en hogares destruidos. El desbordamiento de la mujer en ver al hombre como un objeto para alcanzar posiciones y luego dejarlo por el mejor postor, es otro de los ingredientes. También la irresponsabilidad de los hombres, que abandonan a la compañera embarazada y no se preocupan de sus hijos sin padres.
La escuela también ha perdido la senda. De tradición era el segundo hogar. Corregía y enseñaba lo que en etapa primaria comenzaba en el hogar. Hoy las escuelas son centros de boxeo donde se enfrentan los niños y adolescentes, sin las acciones correctivas de los maestros.
De cara al futuro estamos caminando en medio de la nada. Sin rumbo ni perspectivas a la vista. La sociedad que conocimos colapsó, pero no está a la vista la que le pueda sustituir. Necesario que todo cambie, que todo evolucione. Hoy los dominicanos entramos a la isla de la fantasía con los ojos tapados, las manos atadas y los pies pisando hierro candente. ¿Quo vadis?. Ay se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
Comentarios sobre post