La Biblia nos indica que una mujer ejemplar no es fácil hallarla y esta, ¡vale más que las piedras preciosas! Y siendo sabia, une a su familia. Así son y !benditas sean la madres!, ellas, se constituyen en el nombre de Dios en los labios y el corazón de sus hijos e hijas infantes, como diría el novelista inglés William Makepeace Thackeray. Ellas han venido al mundo a amar y a perdonar, como bien nos señaló Alejandro Dumas, autor de Los tres mosqueteros y El conde de Montecristo.
El amor de una madre, dice Oprah Winfrey, es como la paz. No necesita ser adquirido, no necesita ser merecido. Hoy que celebramos a las madres dominicanas en su día, también es preciso, enaltecer a las madres de la patria; esas heroínas, que con su tesón, arrojo, valentía y accionar contribuyeron a que hoy vivamos en una nación libre. Ellas están representadas en María Trinidad Sánchez, la más sacrificada en la lucha separatista para alcanzar la libertad en nuestra nación.
Además, en Concepción Bona y María de Jesús Pina, quienes confeccionaron el símbolo patrio más excelso: la Bandera Nacional. Asimismo, en María Baltasara de los Reyes, ferviente activista del movimiento de la independencia conocida por haber ocultado a un fugitivo: Juan Pablo Duarte y Díez, el más grande dominicano, mientras era perseguido por hombres del ejército haitiano. Ella fue la primera mujer en tomar armas en la guerra de independencia el 27 y 28 de febrero de 1844.
Agradecemos a Rosa Duarte y Díez, la heroína del carácter firme, que junto a su familia sacrificó todo lo humanamente posible, gracias a ella, a su regalo, hoy tenemos la historiografía y el diario escrito por su hermano: el patricio, donde encontramos hallazgos de su vida, obra y testimonios acerca de la independencia.
Gracias a ella, conocemos a Juan Pablo Duarte y Díez, el hombre, artista, escritor, militar, luchador sin tregua por nuestra nación, el comprometido y hasta el inmolado mentalmente, físicamente de su patria, en ese exilio duro, desgarrador, lleno de pobreza y desazón por la falta de pisar su suelo natural. Sacrificado por sus ideas y acciones para que tengamos patria. A ella y a su familia; una familia de mártires, nuestro encomio perenne, gratitud eterna, por esas oblaciones para legarnos además de todos sus recursos humanos y económicos, sus corazones para una patria libre. ¡Sigamos celebrando sus vidas, pasemos su obra a las presentes y futuras generaciones, propiciemos que no muera su ocupación, que ensimisma, es patria!.
De igual forma, también llamemos madres de la patria, por el digno y arduo trabajo desempeñado en la luchas independentistas, a doña Manuela Díez y Jiménez, madre del patricio, quien donó todas sus pertenencias a favor de la causa que lideró su hijo: nuestra independencia. Asimismo, a Josefa Antonia Pérez de la Paz; Micaela de Rivera, Ana Valverde, participó en la gestas independentistas y guerras restauradoras, ¡inmensa!. Además, Filomena Gómez de Cova, Juana «Saltitopa», valiente febrerista, mujer de arma y fuerte accionar para proteger su terruño.
También, Rosa Montás de Duvergé, Froilana Febles, Petronila Abreu y Delgado, Rosa Bastardo de Guillermo, entre otras.
Madres de la patria, madres naturales, ¿Quién como una madre?, Diría doña Trina De Moya. Una madre es una persona ante la cual, es innecesario inclinarse, diría la poeta Emily Dickinson. Honrémoslas, veneremos a nuestras madres heroínas, conocidas y desconocidas; a las que tenemos el privilegio de disfrutar, porque están con nosotros y elevemos hasta el infinito, su amor, sugerencias, valores inculcados y educación doméstica, eso es riqueza.
Loas a las madres, ellas, ocupan un lugar único en nuestras vidas, alma y corazón, por el solo hecho del mágico sonido de su nombre: madre. Conscientes de que una buena madre vale por cien maestros, como señaló el poeta George Herbert. Vivamos tributando su nombre, enseñanzas y acciones de bienestar, de paz social, de aportes y de sacrificio. Feliz Día de las Madres dominicanas. Enaltezco a las que viven en este terruño y las que tienen morada en el cielo, pero que siguen con nosotras, con nosotros, por su inmenso e insuperable legado de amor.
Hasta la próxima entrega.
santosemili@gmail.com
(La autora es educadora, periodista, abogada y locutora residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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