La arquitecta Magda Fernández es la responsable de que haya yo decidido cambiar el tema de esta columna. Pude haber escrito en torno al discurso pronunciado por el presidente Luis Abinader el pasado lunes, o referirme a la persecución contra la Iglesia católica en Nicaragua por parte del dictador Daniel Ortega.
Pero el pasado miércoles, la arquitecta Fernández me remitió una nota de guasap que decía: “Esta canción transmite violencia y además a una mujer, debemos repudiarla”. Y adjuntó un video con la bachata “La suegra”, grabada en la vocecita de Romeo Santos, y cuya letra realmente indigna y asquea al más indolente.
Nadie debe dudar de la influencia que ejercen las canciones sobre las personas. Unas pueden ser benéficas y otras virulentas. En el caso de la que comentamos, cuyo mensaje es muy obvio, fomenta la violencia contra la mujer, con la agravante de que se trata de una desconsideración a la madre de su esposa.
El hablante lírico de “La suegra” expresa, por voz de Santos, sus macabros planes para acabar con la vida de la abuela de sus hijos, quien es a la vez la madre de la persona que dice amar. ¿Qué tipo de ser humano es aquel quien pregona la intención de matar a la madre del ser con quien comparte la vida? Es un extraviado.
Los controles a la comunicación no son cónsonos con la democracia, no obstante, hay quienes han opinado que “La suegra” merece prohibirse. Por ejemplo, el abogado Víctor Pavón sometió una instancia ante la Comisión de Espectáculos Públicos y Radiofonía mediante la cual solicita que sea prohibida la difusión en radio del tema en cuestión.
El tema de Romeo Santos reporta una mala imagen para los dominicanos, pues nos presenta como un país donde alguien es capaz de darle veneno a su suegra y luego meterla en un automóvil y tirarla por un barranco. El temita resulta una afrenta. El cantante debería sentir vergüenza de esa composición.
A la sociedad dominicana le sobra violencia intrafamiliar, no es justo que venga a promoverse ahora por los medios de comunicación, con el consentimiento colectivo. Si Romeo no retirara esa ruda pieza musical de los espacios de divulgación, las autoridades deben aconsejarle que lo haga.
Los psicólogos suelen hablar de autopsia a dichos y escritos de las personas para determinar su estado de salud mental. Si juzgásemos al intérprete de “La suegra” a partir de lo que dice la canción, habría que intuir que esa persona padece un grave quebranto emocional. Ese tema ensucia los oídos y daña la conciencia.
rafaelperaltar@gmail.com
(El autor es periodista y escritor residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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