A Pleno Sol
Los efectos colaterales de la guerra entre Ucrania y Rusia afectarán sensiblemente a la República Dominicana. Será un golpe certero, que se unirá a los estragos que ya ha causado la pandemia. Se puede salir adelante, pero hay que tener bien claro que el cinturón se tiene que seguir apretando.
Sectores dedicados al agiotismo y la especulación trataran de justificar los altos precios que fijan unilateralmente, y ahí es que las autoridades deben poner todo el control posible para evitar acciones indebidas. Hoy más que nunca se tiene que tratar de controlar el comercio con rasgos de abusador.
El efecto más letal se sufrirá por el área turística, tomando en cuenta que de Rusia y Ucrania viene la mayor cantidad de veraneantes al país. Al momento de comenzar la guerra se notificaron cerca de 20 mil turistas rusos y ucranianos hospedados en la zona de playa.
El gobierno cumplió con su deber y dio facilidades a esos turistas, que se encuentran estacionarios en el país, y cuyo retorno a Rusia llevará tiempo, por las prohibiciones para volar que tienen los aviones de la Federación Rusa. Los de Ucrania tienen más problemas, su país está en guerra y prácticamente destruido.
El mundo entero está padeciendo los rigores de una guerra que se desarrolla en tierras lejanas, pero que con la globalización está a un tris de un celular. Estamos al borde de una devastadora tercera guerra mundial, y nadie tiene la capacidad de mediación.
No importan las justificaciones que se ofrezcan en los medios de comunicación, la acción central de cada guerra es lo económico. Las grandes potencias se dividen las áreas de influencias y el control de las riquezas. Lo demás, son hechos circunstanciales.
Con la guerra entre Rusia y Ucrania se inicia una recomposición del papel que juegan en el ajedrez mundial las grandes potencias. Pasó en la primera y segunda guerra mundial, y al parecer ahora hay nuevos movimientos telúricos.
Una recomposición donde la voz cantante las tienen Rusia, China y los Estados Unidos, con Europa en un papel secundario, sin fuerzas para participar en los combates, pero tampoco sin resoluciones para servir de mediador. Solo el presidente de Francia, Emmanuel Macron ha levantado el llamado a la paz.
En toda guerra hay una víctima inicial que es la verdad. La mayoría de los medios informativos se inclinan entre el sensacionalismo y los compromisos mediáticos y la verdad pasa a ser un artículo de lujo. La otra gran víctima es la población civil.
La paz, el entendimiento y la concertación se tienen que imponer tanto entre las naciones como los ciudadanos. La guerra solo lleva a la barbarie, al salvajismo que deja miles de muerto, heridos, desplazados y ciudades destruidas. Al final de una guerra no hay ni vencidos ni vencedores, solo una nueva distribución de mercados e influencias. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).D
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