El coronavirus, la terrible pandemia que azota al mundo dejará marcas de todo tipo. Nadie está seguro de sobrevivir ni tampoco de que no perderá un ser querido. La economía sufre desde ya estragos y –como siempre- los más perjudicados serán los negocios pequeños. Los dueños de bares, restaurantes y ventas callejeras, por ejemplo.
Serán múltiples los efectos del coronavirus, muchos serán –o seremos- los desgraciados, y pocos los favorecidos. El Gobierno toma medidas pertinentes, pero también saca provecho político. El toque de alarma horas antes de las elecciones municipales buscaba alejar votantes no aliados al partido oficial.
La especulación y alza de precios en servicios de salud provocará que la pandemia haga más ricos a los dueños de esos negocios. El despido de empleados sin pago de prestaciones tornará el coronavirus un elemento favorable para algunos empleadores. Las quejas de los gremialistas ya han aflorado. Las autoridades sabrán qué corresponde.
Otro asunto: el sociólogo Rafael Hernández, desde La Vega, envía una comunicación a esta columna y le cederemos el espacio. Lo que comenta parece personal, pero no, es para ir de lo particular a lo general. He aquí su escrito:
Así NO, señores del Gobierno y especialmente Ministerio de Salud Pública. El gobierno ha declarado una cuarentena, un cierre total por aire, mar y tierra. Pero desde mucho antes ya se estaban llevando ciertos controles en los aeropuertos y aduanas terrestres, con equipos recién adquiridos.
Ayer regresaron unos parientes nuestros al país y le pusieron a llenar unos formularios, pero a la hora de partir NO aparecieron los funcionarios de Salud Pública a quienes debían de entregárselos. ¿Cómo los monitorearán? ¿Por qué esa brecha nada más y nada menos que en el aeropuerto internacional Las Américas?.
Me dice mi hija que no había ningún aviso de alerta ni dentro para los viajeros ni fuera para los familiares, de modo que al salir se daban los mismos besos y efusivos abrazos entre el viajero y el familiar que los esperaba y los clásicos besos de boca a boca entre los parientes íntimos.
¿Cómo vamos a detener el contagio? Se vendrán a dar cuenta cuando ya cada infectado haya esparcido la enfermedad entre decenas de ciudadanos y resulte imposible controlar su expansión. ¿Con qué finalidad se está cometiendo este crimen de lesa Patria? ¿Qué plan secreto se está articulando contra la salud de este pueblo? ¿Cómo es posible que suceda esto justo en el momento “Pico” de la epidemia, es decir, cuando mayores posibilidades de contagio tiene?
Pónganse claros. Yo no quisiera que inventaran con las elecciones de mayo, alegando pandemia.
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