Arde Perú y con razón. Su pueblo se ha levantado indignado y qué bueno que sea así. Tan prolongada, intensa y cruel opresión; tan doloroso el desprecio y abuso colonialista, clasista y racista a sus pueblos originarios y a la sociedad empobrecida, que nuevamente ha decidido rebelarse en forma persistente. José Carlos Mariátegui, el gran pensador y luchador por el socialismo indoamericano, se ha levantado de su tumba para acompañarlo y estimularlo.
El clamor popular retumba en calles y plazas: abajo el fujimorazo disfrazado, el neoliberalismo empobrecedor y agresivo, el Congreso corrupto y corruptor. Fuera la partidocracia pervertida y conservadora, la que periódicamente se recicla bajo un orden electoral amarrado y degradado, como el nuestro y muchos otros más de la región.
Así el pueblo peruano se ha apropiado de lo que el progresismo ambiguo de Pedro Castillo no se atrevió oportunamente a ejecutar.
Fuera la oligarquía voraz y el neofascismo, ha sido preciso agregar. ¡Alto a la masacre policial-militar! Y pasan días, semanas y meses, y sigue retumbando en la Cordillera de los Andes la voz del colectivo indígena-popular: ¡Abajo el Gobierno golpista! ¡Fuera el Congreso ultraderechista! ¡Constituyente Soberana y Popular!.
En fin, ejercicio ejemplar de soberanía. Ejercicio estelar de democracia de calle exigiendo democracia real vía Proceso Constituyente, que es la vía del cambio estructural y la transición hacia un modelo realmente alternativo, que en su decadencia el Poder Constituido se empecina en bloquear a sangre y fuego; realidad que no deja abierta otra ruta que sea insurgencia popular, por el momento desarmada.
Ojo: está en marcha un camino insurgente en el país de Tupac Amaru, de guerrillas recurrentes, de experiencias como las del MIR, ELN, MRTA, Sendero… Un país de levantamientos indígenas y afro-peruanos, de numerosas rebeldías armadas y no armadas, remotas y recientes. El país de un Velazco Alvarado enfrentado a la ultraderecha militar y a la seudo-democracia podrida. Un país de contrastes sociales super-explosivos.
Ciertamente en el Perú las derechas y ultraderechas desacreditadas están jugando con candela. El hartazgo popular ha llegado a niveles impresionantes. Y aunque son evidentes los déficits de unidad, liderazgos articuladores y nuevas vanguardias… la necesidad de la transformación puede ir creando las condiciones para su surgimiento.
Cuanta simulación estuvo presente en su sistema judicial respecto al tema corrupción-impunidad al interior de un sistema institucional que no iba más allá del modelo gringo de “transparencia institucional” y “participación ciudadana”. ¡Cuánta antidemocracia oculta! Y cuántas experiencias valiosas y ejemplos a seguir se derivan de ellas para nuestro país y Nuestra América.
narsoisa@gmail.com
(El autor es dirigente político residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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