Las nuevas tecnologías sociales en manos de «cualquiera» están cerca de hacer que el amor desaparezca. Ya no se ama como siempre se amó, desde una intimidad en expectativa y desde un compromiso solemne.
El constante bombardeo de «las medias» envueltas en propaganda, que «incitan» a «tener lo mejor», van desde carteras, zapatos, carros, hasta las mejores tetas o nalgas del mercado. Un mercado atroz y arrollador que nos empuja a estar «bien» según sus puntos de vista…
Amar, en estos tiempos, se ha vuelto un negocio como cualquier otro. Ya no sabemos si nos quieren por lo que «somos» o por lo que tenemos…
Aunque lo peor no es eso, porque desde que era chiquito las novelas mexicanas tenían el mismo argumento, ¡lo más grave es que «la agarradera» se da con todos! Será que nos perdimos de algo…
El término «bisexual», que indica que usted o yo, o cualquiera, nos podemos acostar con hombres y mujeres. Una ventaja sobre aquellos que «elegimos» un solo sexo…
Ya el amor se fue «pal’ carajo» y se transformó en algo «frío» y «seco». Los últimos románticos que quedamos, los nacidos hasta los 80, terminaremos como yo, es decir, máximo, en unos 60 añitos más. Y los sesentones de entonces, los que están naciendo ahora, serán «otros viejos» ajenos a ese sentimiento íntimo que solía ser el amor.
Para ellos, el amor será una orgía donde cada cual es solo un objeto de placer. La exclusividad se venderá por los medios habituales sin pudor, porque «eso» nadie lo conoce. Nos mirarán como solemos mirar esas películas de los años 20, donde una minifalda era inimaginable.
El compromiso es cada vez más «sospechoso», por la cantidad de divorcios y los crímenes pasionales. Cada cual siéntase libre a resolverse solito sus deseos sexuales, ya que, esa misma propaganda despiadada, ha producido los más variados «sustitutos carnales» y los ha diseñado en colores llamativos y formas tan diversas que uno pensaría que se está acostando con una obra de arte contemporánea…
Amar es una tragedia para estas nuevas generaciones. «Su amor» está supeditado a una garantía de bienestar, fruto del capitalismo salvaje que ya se ha quitado la máscara y el pudor, mostrando a todos que «no importa» lo que usted produzca; si se vende «es bueno».
No se crean que el negocio de la cocaína y demás drogas es exclusivo de los capos. Lo que sucede es, que por ser un veneno, no se puede promocionar como «la coca cola»… ¿Entendió?
El capitalismo acabó con el amor por sus excesos y el comunismo por sus hambres. La moderación equitativa entre ambos antagonismos, quizá, lograra rescatar «algo» de aquellos romances escondidos.
Antes de dar el sí, muchos primero investigaban qué tan solvente era «el individuo» u «individua»… Ya que no se quería «mal pasar» en lo adelante. No es que sea un asunto nuevo, tomando en cuenta a muchos grupos étnicos de determinadas culturas que vendían a sus hijas por 20 vacas…
El interés siempre ha estado presente en la diversidad humana y creo, a pesar de todas las mierdas iniciales que dije en este latido, que «esa cosquillita» que le sube a uno de repente al descubrir a alguien, siempre vibrará por encima de «si tiene o no tiene».
Cuando el amor hace su acto de presencia, no hay fuerzas, ni palabras, ni precio, ni venta, ni huracanes o temblores que puedan impedir su «encasquetamiento».
El hechizo podrá ser eterno o temporal, pero es honesto y verdadero.
No sé si la propaganda o las nuevas formas de plantear «el amor» terminará por extinguir «las causas exotéricas» que lo producen. Lo que sí tengo claro es que ahora es más difícil de «percibirlas», ya que hay tanta confusión y drogas, que uno termina disparando las hormonas del amor a borbotones y se despierta en la mañana siguiente con un rinoceronte en la cama. ¡Salud! Mínimo Extincero
Postdata: «Donde no puedas amar, no te demores». Frida Kahlo.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, EEUU).