No seré yo quien diga de dónde proceden las amenazas contra la honorable -realmente honorable- magistrada Miriam Germán Brito. No puedo decirlo porque no lo he investigado. Me limito a considerar que las amenazas no proceden de gente limpia de corazón y menos de gente respetuosa de las leyes y las normas morales.
Tres puntos se avizoran como posibles orígenes de las pretendidas intimidaciones a la procuradora general de la República. El comportamiento de organizaciones criminales es el elemento común de cual que sea la conformación de los actores involucrados: narcotráfico, corrupción política y sectores militares dañados.
La magistrada Germán ha tomado muy en serio la delicada función puesta a su cargo por el presidente Luis Abinader y sus acciones han sorprendido a quienes creían que en nuestro país nunca se haría el intento de sancionar el desfalco al Estado y el lavado de dinero procedente del tráfico de drogas prohibidas.
Quienes han estado contentos esa caricatura de Ministerio Público que encarnó el señor Jean Alán Rodríguez, de ningún modo pueden sentirse a gusto con una titular del ramo que reúna la capacidad, la fuerza de carácter y la decisión de enderezar lo torcido que concurren en la persona de Miriam Germán.
Ha trabajado toda su vida en la judicatura, tiene templanza de juez y por eso pondera mesuradamente las acusaciones contra los malhechores con atuendo de funcionarios que en los últimos dieciséis años usurparon miles de millones del erario. Algunos se quejan de que no estén presos todos los que tienen la soga a rastras.
Resulta más cómodo presumir que represente el narcotráfico quien le escribió a la magistrada por guasap la advertencia: “Yo le puedo mandar a matar a su hijo, si me tocan a mi gente en la cárcel”. También tienen gente en las cárceles organizaciones políticas, las cuales defienden a sus miembros con ímpetus dignos de mejores causas.
El pasado miércoles, me decía un prestigioso abogado que la mayoría de las personas que dan alta valoración al Gobierno en las encuestas son de su edad, que es la mía.
“Estamos atónitos -dijo-ante la valentía de parar los robos en el Estado y de que los corruptos sean sometidos”. Esto satisface a unos y disgusta a otros, de ahí las amenazas.
Organizaciones civiles y personas de conciencia recta han expresado su “ferviente y militante solidaridad” a la magistrada Germán ante las amenazas recibidas como consecuencia de su firme lucha contra la corrupción.
Se trata de una justa acción, como procedente es resguardar la integridad de la digna y competente funcionaria.
rafaelperaltar@gmail.com
(El autor es periodista y escritor residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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