Por Emiliano Reyes Espejo
En torno a los ciegos se han tejido múltiples historias. Hay una que, aunque extremada y socialmente impactante, es desconocida por el común de la gente. Pero está ahí. Por ejemplo, en el país se registra un fenómeno con las personas no videntes o con discapacidad visual, que ni autoridades, ni sociólogos ni investigadores se han atrevido a destacar aunque observan que el fenómeno permea en el diario vivir de los dominicanos.
«La gente se imagina al ciego encerrado en un mundo negro». La frase proviene del escritor ciego de origen argentino, pero con alcance universal, don Jorge Francisco Isidoro Luis Borges, en su conferencia «La ceguera». «El mundo del ciego no es la noche que la gente se supone», apuntó Borges en otra de sus disertaciones. El laureado escritor, poeta y traductor sabía sobre ceguera, ya que quedó ciego a los 55 años y siguió escribiendo hasta su muerte a los 86.
Borges describe al ciego, en uno de sus cuentos, como un ser misterioso conectado con seres del más allá. Relata en su cuento El ciego que en una ocasión persiguió solo por una extraña curiosidad a un no vidente que se desplazaba en horas nocturnas por las calles de la ciudad y observó que éste caminaba doblando esquinas como si las conociera de antaño.
Según la narrativa del laureado autor, ese ciego caminó solo, asistido por su inseparable bastón, en medio de las tinieblas de la noche. Se dio cuenta que le seguían mientras él recorría por aquellas calles oscuras, en tanto el vigilante permaneció alejado a buena distancia. Borges siempre se preguntó-en el cuento, obviamente- cómo podía ocurrir eso, cómo era que este ciego se enteraba de que era perseguido y razonó entonces, que eso acontecía porque los no videntes eran personas dotadas de dones misteriosos que les permitían sentir a leguas cuando eran vigilados por otros individuos.
Algo parecido nos ocurrió a un grupo de periodistas que asistimos a una reunión que terminó tarde en la noche en la sede del entonces Sindicato Nacional de Periodistas Profesionales (SNPP) en el Centro de los Héroes. En aquel encuentro estaba el periodista y locutor Fausto Bueno Bueno, quien es el primer periodista ciego del país, y si mal no recuerdo residía en el sector de Villa Duarte. Los demás colegas vivíamos también en la zona oriental, el único que tenía vehículo era del dirigente del sindicato, licenciado Rafael Méndez, quien de manera solidaria nos hizo el favor de transportarnos. Haciendo gala de su amabilidad y gesto solidario, éste nos dio «una bola» o «empujón» a nuestras respectivas viviendas.
En el trayecto Méndez preguntó a Fausto por la dirección de su residencia y el periodista ciego, pese a su invidencia, le fue indicando, esquina por esquina, por donde tenía que doblar en las tortuosas calles del barrio. Nos asombramos por la precisión con que el colega nos indicaba por dónde debíamos doblar. Cuando llegamos al lugar, quizá extrañado con la certeza y seguridad con que Fausto trazó el trayecto hasta su casa, Méndez, con un humor cáustico muy común en el sur del país, expresó:
-«Bueno Fausto, yo creo que tú ves y nos está engañando a todos. Podrás engañar a otro, pero no a mí, tú ves». Todos nos reímos a carcajadas mientras nos despedíamos de Fausto, quien, como el ciego de Borges, parece ser tocado por una sorprendente inteligencia, audacia y una aura misteriosa tan especial que sin dudas se puede afirmar recibe destellos de los dioses.
El libro, la solidaridad en una obra única
Ocurre que el periodista, locutor y maestro Fausto Bueno Bueno y su inseparable esposa Pastora Reyes, ambos oriundos de La Uva y el Santo Cerro de La Vega, pusieron en circulación un libro que será emblemático: «Valor de la Solidaridad-Historia de la educación de las personas ciegas en la República Dominicana (1943-2018)». Fausto es el primer periodista ciego que tiene el país.
Esta obra, preparada por éste conjuntamente con su esposa Pastora, y que tiene impecable edición e invaluable contenido histórico, fue puesta en circulación en la sala Aida Cartagena Portalatín de la Biblioteca Nacional «Pedro Henríquez Ureña», con la presencia de personalidades del sector, periodistas, académicos y una nutrida representación de ciegos.
«La educación de personas ciegas en República Dominicana acaba de cumplir 65 años (1957-2022) y María Pastora Reyes-la esposa de Fausto-ha recorrido 43 años de esta historia», se destaca en la introducción del compendio histórico. En tanto, Fausto que es la primera persona ciega en alcanzar un título profesional y el primer periodista ciego, se desempeñó como docente asimismo en la Escuela Nacional de Ciegos, donde enseña Taquigrafía Braille. «Su proyección en la sociedad ha tenido mucho que ver con su incursión en el área de la comunicación, a partir de su labor, en paralelo, en las áreas de periodismo y locución», se precisa.
El libro recoge con lujo de detalles pormenores históricos de cómo nace y se expande por todo el territorio nacional el más bello trabajo, el más hermoso gesto de solidaridad que se haya realizado en el transcurrir de los últimas décadas en el país. Un arduo trabajo que ha impactado positivamente una minoría por muchos años vilipendiada, marginada, excluida, pero que hoy en día, a base de superación emerge del lado oscuro de la vida para establecerse como un conglomerado digno de tomar en cuenta, en razón de que ha sido favorecido por dones como la dignidad, la superación profesional y prestigio social.
«En esta emocionante narración de hechos y acontecimientos de quienes han sido capaces de construir este proyecto educativo de redención social y humana, nunca han faltado el amor y la solidaridad de los nuestros, como tampoco las manos amigas y los corazones de otros ciudadanos de países hermanos», enfatizó en el prólogo el maestro Rafael-Nino-Féliz.
Y en tono laudatorio Fausto y Pastora se refieren a la creación del primer centro de capacitación para no videntes, afirmando que: «Los precursores de este proyecto educativo y de desarrollo social estaban seguros del alcance que tendría, lo que motivó a uno de los presentes de ascendencia española en el acto de inauguración de la institución, a ponderarlo y expresar: «la Escuela Nacional de Ciegos llegará a ser una gigante en las avanzadas de la cultura internacional».
Y es ahí que sus frutos ya son visibles.
-«Ya tú casi no ves a un ciego pidiendo en las calles de nuestras ciudades. Ahora se hacen profesionales y trabajan dignamente», comenté a los colegas Miguelina Crespo y Denis Mota en una conversación al término del acto de puesta en circulación del libro, en razón de que ellos habían sido parte del intríngulis del mismo.
El trabajo que se ha hecho en el país desde 1943 a favor de los ciegos o de las personas con discapacidad visual no tiene parangón. Este esfuerzo mancomunado de distintos sectores sociales y la ayuda de instituciones internacionales exhibe logros reivindicativos y de redención social como el hecho, y no es un secreto para nadie, de que realmente ya uno casi no se ve, como solía observarse antes, a ciegos menesterosos, méndigos pidiendo limosnas en las calles.
Ahora, fruto de este tesonero e interminable voluntad de la sociedad dominicana, el ciego hoy en día goza de un ponderable aprecio, disfruta de facilidades, logra formación profesional académica y técnica. Además, otros logran descollar como escritores, poetas, deportistas, libretistas y ejercen oficios que les permite llevar una vida humildemente digna y ponderable.
Fausto y su esposa, la profesora Pastora Reyes, agradecieron inmensamente en el libro a los hacedores de esta obra milagrosa. Citaron a doña Josefa Montalvo, fundadora de la Sociedad de Ayuda a los Ciegos en 1943; Elbita Hernández de Monarcco, iniciadora del trabajo dirigido a educar y rehabilitar a personas con discapacidad visual; Amada Nivar de Pittaluga, impulsora de la creación de la Escuela Nacional de Ciegos; doctor Alfredo Duvergé Mejía, quien desde su posición de secretario de Educación oficializó el uso del sistema braille en el país.
También, a la doctora Milagros Ortiz Bosch y a una amplia lista de instituciones nacionales e internacionales, así como personalidades que pusieron sus empeños para que hoy sea realidad esta emancipación de los ciegos. Todavía falta mucho por hacer, ahora hay que ser más inclusivo, pero nadie puede desde mi óptica estar ciego ante los avances logrados.
Inserción laboral y familia
«Las personas con discapacidad visual han logrado un alto nivel de aceptación en el ámbito laboral», se expresa en el capítulo 12 de la formidable obra. El desempeño de éstos –los ciegos- «se ha caracterizado por un alto nivel de responsabilidad, respeto, por el empoderamiento con que realiza su trabajo y la valoración del rol que le corresponde desempeñar, no solo como empleado, sino como ente responsable de cambiar de actitud e ideas erróneas originadas como manifestación de los prejuicios en torno a la condición de personas con discapacidad visual».
Igualmente, «las mujeres con discapacidad visual en el país han hecho grandes aportes en diferentes áreas en el ámbito laboral, social, deportivo; han contribuido de este modo a lograr el reconocimiento de derechos de igualdad y equidad de género».
Es realmente resaltante como las personas con limitaciones visuales se han ido acoplando a los cambios tecnológicos una vez encuentran la oportunidad para dar ese importante salto para su desarrollo personal y profesional.
Si hay una cosa que es necesario resaltar –y de esto no hace referencia el libro- es que en esta emancipación de los ciegos, estos se han caracterizado por formar familias ejemplares integradas con hijos incluso profesionales. Conocemos de una importante cantidad de parejas de no videntes que son ejemplos de familias dignas de ser imitadas por otros sectores de la sociedad.
Tenemos el caso por ejemplo del propio Fausto Bueno–que es ciego- y su esposa –vidente- María Pastora Reyes de Bueno. Éstos tienen una bella y emocionalmente sólida familia de cuatro hijos ejemplares, todos profesionales (Esmeyra, Fausto Gabriel, Elvis Faruk y María del Carmen-con sus respectivos nietos) que prestan sus servicios dignamente en los diferentes puestos donde desempeñan sus labores profesionales.
La historia de amor de esta hermosa pareja a pesar de sus diferencias visuales, podría ser motivo de otro libro, pero la próxima vez podría ser una novela de romances y vericuetos amorosos.
«La ceguera no ha sido para mí una desdicha total, no se la debe ver de un modo patético. Debe verse como un modo de vida: es uno de los estilos de vida de los hombres», dijo en una ocasión el gran Borges, ilustre ciego y autor de dimensión universal. «He dicho que la ceguera es un modo de vida, un modo de vida que no es enteramente desdichado», apuntó.
ere.prensa@gmail.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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