A rajatabla
Senegal, antigua colonia francesa, se une a Kenia, ex protectorado británico, en la integración de una fuerza internacional de pacificación de Haití, de la que también forma parte Las Bahamas, otrora asentamiento inglés, con mayoría de población descendiente de esclavos negros, lo que apunta a la africanización de la crisis haitiana.
Naciones Unidas (ONU) ha convocado a otros gobiernos africanos a formar parte de esa misión, además de gestionar la participación de Jamaica, lo que hace evidente que Estados Unidos, Canada y la Unión Europea han encomendado a la afro descendencia la tarea de desarticular las bandas armadas que asolan a Haití.
El canciller de Kenia, Alfred Mutua, dijo que su país apoya a las personas de ascendencia africana en todo el mundo, lo que fue secundado por el gobierno de Bahamas, en tanto que Haití agradeció “el gesto de África”, con lo que queda claro que el lenguaje diplomático en torno a la crisis haitiana ha estado matizado por el Panafricanismo.
Intelectuales y políticos haitianos sostienen que “elites blancas” encomiendan a “descendientes de esclavos negros” reprimir a sus pares haitianos a través de una fuerza militar dirigida e integrada en su mayoría por policías y militares africanos.
El tema étnico se ha vuelto relevante en la fórmula política y militar que diseña la ONU, el Pentágono y el Departamento de Estado para afrontar lo que el primer ministro de Canada, Justin Trudeau, ha definido como la peor crisis de Haití en más de 30 años.
Trudeau se refiere a la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah), que se creó para apoyar al gobierno de transición y ejecutar un programa de desarme, desmovilización y reintegración, pero que al cabo de 13 años solo dejó una epidemia de cólera que mató a más de 200 mil personas.
No es lo mismo un contingente policiaco militar dirigido por generales brasileños, como fue la Minustah, que una fuerza de intervención comandada por oficiales de Kenia, con mayoría de contingentes africanos, porque en el primero serian tratado como invasores y en el segundo habría riesgo de que se genere un conflicto en entre una misma etnia.
Es posible que algún país latinoamericano de ascendencia hispánica integre esa fuerza de intervención en Haití, pero el teatro de la crisis estará a cargo de “negros africanos”, por lo que una previsible confrontación con las pandillas armadas, seria entre “descendientes de esclavos negros”, dirigida a control remoto por “esclavistas blancos”.
(El autor es abogado periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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