Es muy preocupante la sequía que se registra en los ríos de naciones europeas y asiáticas, como Francia, Alemania, España, Inglaterra y China, como resultado del cambio climático, un fenómeno natural que está arrasando con la foresta y aumentando el nivel de agua en los océanos, además de huracanes, tormentas tropicales y vaguadas que ya han provocado inundaciones severas y miles de muertes.
Las lluvias generadas de esas eventualidades han depredado un tercio de la superficie de Inglaterra, equivalente a la extensión total de Reino Unido. Los predios se encuentran sumergidos tras una intensa temporada de aguaceros que han dejado casi 1,400 muertos y cuantiosos daños materiales, según declaraciones formuladas el 9 de septiembre de 2022 por el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, quien con justa razón estimó que “es una locura la indiferencia del mundo” ante las consecuencias del cambio climático. Lo dijo al inicio de una visita de dos días a Pakistán, en Asia del Sur, país golpeado por catastróficas inundaciones.
La llamada “Época del Monzón”, que se extiende de junio a septiembre, suele dejar importantes precipitaciones en el sur de Asia, pero hacía décadas que no se vivían lluvias tan intensas en Pakistán, que los especialistas atribuyen al cambio climático.
Lo que está ocurriendo en esos destinos es apenas el comienzo de lo que se avecina. Pronto lo veremos en otros países de Asia Oriental, en África y en Latinoamérica. Es una perversa cultura de la humanidad el desperdicio de agua potable de uso doméstico, lo que evidencia falta de conciencia sobre la importancia de ese líquido.
La desolación de los ríos es provocado por el calentamiento global, que es el mayor desafío medioambiental al que se enfrenta la Tierra en la actualidad y pone en peligro la supervivencia humana. Eso dicen los científicos. Un factor que incide en esa realidad es el crecimiento de los gases de efecto invernadero, que tiene como principal causa la excesiva actividad industrial que se ha registrado en el mundo a partir de la Revolución Industrial.
Otros factores son los siguientes: la quema de combustibles fósiles que se derivan de productos como el carbón, el petróleo y el gas natural; la deforestación de selvas y bosques; excesivo uso de fertilizantes y demás químicos empleados en sectores como la agricultura y la ganadería. Todos poseen un alto contenido de óxido de nitrógeno, que es incluso más perjudicial que el dióxido de carbono; y por último, la alta producción de residuos domésticos.
La desaparición de los ríos fue pronosticada hace miles de años a través de mensajes escritos en piedras por civilizaciones antiguas, como los Mayas, que perecieron por falta de agua.
Se conoce como «Piedras del hambre». Desde cadáveres y ciudades ocultas, hasta bombas de la Segunda Guerra Mundial, son solo algunos de los hallazgos que ha dejado al descubierto la extrema aridez que viven zonas de Europa, Asia y América del Norte.
En los ríos europeos, se han encontrado rocas con inscripciones esculpidas que solo emergen a la superficie cuando bajan peligrosamente los niveles de agua.
Las «piedras del hambre» recogen recordatorios de pueblos antiguos sobre la miseria que vivieron durante períodos de agotamiento del preciado líquido. Están asociadas con la precariedad de agua, hambruna y tiempos oscuros en la ganadería, dicen los científicos.
Precisan que la desolación a la que se ha enfrentado Europa Central a lo largo del verano de este 2022, cada vez deja más estragos y preocupación entre la población, la cual ahora quedó sorprendida por las reveladoras piedras del hambre.
La revelación de estas rocas en el río Elba que comienza en República Checa y cruza por Alemania, es una advertencia de que se avecinan tiempos difíciles para la población por la desaparición de esa sustancia.
Agencias informativas señalan que estas rocas anticipan los malos momentos que puede sufrir la población mundial por la sed, lo cual afectaría directamente a la ganadería.
Yo agregaría también que generaría una crisis alimentaria porque si no hay agua, no sería posible cultivar los productos agrícolas de consumo masivo.
La traducción del mensaje que se lee en las piedras talladas en idioma alemán, escrito en el 1616, dirían la siguiente frase: “Cuando me veas, llora”. El mensaje estaría preocupando a los pobladores de la zona de Europa Central, pues en los últimos meses las olas de calor y sequías cada vez afectan más a las actividades del continente.
Son indicios de que la humanidad sufrirá mucho por la tozudez e indiferencia de los líderes mundiales que con sus acciones están propiciando nuestra desaparición.
Un dato interesante que debemos saber es el siguiente: De toda el agua en la tierra, el 97,5% es salada y solo el 2,5% es dulce. Más de dos tercios del agua dulce está atrapada en glaciares y casquetes polares en las regiones polares del mundo, lo que deja solo el 0,83% del agua total en la tierra como agua limpia accesible.
Temo que la próxima guerra universal sea por el agua. Las grandes potencias invadirían, para abastecerse, a las naciones donde haya abundancia de agua. A menos que recurran a los océanos utilizando el método de desalinización o purificación que emplean algunas naciones, como Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos árabes Unidos, Libia, Katar, San Diego de Estados Unidos, Japón, Kazajistán y España.
mvolquez@gmail.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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